A nación
entrañable, unida a Cuba por sueños comunes de justicia, por raíces
culturales y por grandes sucesos de la historia, llegó en la tarde de
este domingo el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel
Bermúdez
El Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel
Bermúdez, arribó a las 6:20 de la tarde (hora local), invitado para
asistir a la toma de posesión del presidente electo Alberto Fernández, y
de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
En el
Aeropuerto Internacional «Ministro Pistarini» —conocido más comúnmente
como Ezeiza—, el Jefe de Estado del país caribeño fue recibido por el
embajador Marcelo Suárez Salvia, Director Ceremonial de la Cancillería
argentina.
La delegación cubana está integrada también por el
canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, por el ministro del
Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, así
como por nuestro embajador aquí, Orestes Pérez Pérez.
Se espera
que, además de tomar parte en la ceremonia de cambio de mando
presidencial, Díaz-Canel de cumplimiento a una amplia agenda que incluye
visitas a sitios de interés histórico, así como el intercambio con
numerosos anfitriones.
Cuba y Argentina establecieron relaciones
diplomáticas el 12 de mayo de 1909, interrumpidas en 1962, cuando todos
los países del continente –con excepción de México- rompieron sus nexos
con el país caribeño en Revolución. El 28 de mayo de 1973 se
restablecieron esos lazos.
La llegada de Néstor Kirchner a la
presidencia, el 25 de mayo de 2003, abrió una nueva etapa, de especial
acercamiento entre las dos naciones. Entonces la visita al país austral
del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para asistir a la ceremonia de
asunción del nuevo mandatario, marcó un hito en el itinerario de las
relaciones bilaterales: todavía se recuerdan las dos horas del discurso
pronunciado por el líder cubano ante decenas de miles de personas en la
Universidad Autónoma de Buenos Aires.
Cuba siempre ha tendido su
mano solidaria a la tierra donde nació el Guerrillero Heroico Ernesto
Che Guevara. En las Universidades del país caribeño se han graduado más
de mil jóvenes argentinos, muchos de ellos especializados en carreras
vinculadas a la salud.
Desde el año 2003 hasta el presente, 34
006 ciudadanos argentinos han sido alfabetizados gracias al programa «Yo
sí puedo», al tiempo que la Operación Milagro ha devuelto la visión a
más de 6 700 pacientes del país hermano.
El pasado 28 de octubre,
al conocerse los resultados electorales, el Presidente Miguel
Díaz-Canel Bermúdez felicitó por la victoria alcanzada al mandatario
electo Alberto Fernández, y a su compañera de fórmula, la vicepresidenta
Cristina Fernández. «El pueblo argentino ha derrotado al
neoliberalismo», escribió Díaz-Canel en su cuenta en Twitter.
En
la hermosa y muy poblada Ciudad de Buenos Aires, el Presidente de la
República de Cuba tendrá la oportunidad de transmitir al nuevo gobierno y
pueblo argentinos la voluntad de trabajar para fortalecer las
relaciones bilaterales, y en favor de la paz regional e internacional.
El acto de toma de posesión tendrá lugar este martes 10 de diciembre.
Según ha dicho Alberto Fernández, la misión que él y su equipo de
trabajo tienen por delante será poner de pie a su país. «Vamos a volver a
construir la Argentina igualitaria y solidaria que todos soñamos. Vamos
a hacer la Argentina que nos merecemos», ha expresado el Presidente
electo.
Los tiempos por venir no son fáciles, ha afirmado Alberto
Fernández: «Nuestro compromiso es que los argentinos dejen de sufrir de
una vez por todas», ha declarado el mandatario, y en esas palabras
dibuja la enormidad de la tarea que está pendiente: levantar la
capacidad productiva del país, sacar a la nación de la tragedia
económica en que años de neoliberalismo la han sumido.
Cristina
Fernández, por su parte, ha felicitado en estas horas de comienzo de una
nueva etapa de trabajo, la resistencia de muchos ciudadanos que en
estos años han estado de pie en medio del desgaste económico y de las
adversidades que nacen del neoliberalismo, de ese capitalismo sin
anestesia, como algunos pensadores han bautizado a un modelo que ignora
las necesidades básicas de millones de personas.
Argentina, como
una mujer a la que han rasgado su elegancia y su amor propio, se
presenta hoy con dolores que habrá que ir superando como la caída
estrepitosa de su Producto Interno Bruto, el incremento del desempleo,
de su deuda externa, y la existencia más de cuatro millones de pobres.
Sobre la tensa relación con los acreedores internacionales, desde estas
mismas páginas la colega Marina Menéndez Quintero ha publicado que «el
empréstito ha sido la causa de los ajustes que jalonan la vida de la
ciudadanía —menos gasto social, más desempleo, subida en los precios de
los servicios básicos, malnutrición y un amplio etcétera provocado por
las recetas fondomonetaristas—, lo cual nos muestra al crédito del Fondo
no solo como megacausa del estrepitoso fracaso social —y también
económico— del ejecutivo encabezado por Macri, sino como el primer y más
importante punto —¿o escollo?— que estará en la agenda de un nuevo… y
distinto Gobierno».
Desde luego, como atinadamente ya se ha
dicho, tampoco serían buenos los giros drásticos que siembren más
inestabilidad ni provoquen zozobra, ni tampoco un desconocimiento
rampante de las transacciones financieras realizadas hasta ahora.
El presente argentino está marcado por el signo de la esperanza y
también de una gran disyuntiva, tal cual la ha definido Alberto
Fernández: «Hacer los deberes del Fondo Monetario, o volver a crecer
para que los trabajadores y los jubilados puedan vivir mejor».
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