Las festividades comenzaron en la noche de este jueves, cuando un desfile artístico invadió la Plaza de la Victoria. Era la Noche de Gala, con lo que se abria paso a otra edición carnavalesca, esta vez diseminada en varias áreas, como el Reverbero, en los alrededores del parque Ignacio Agramonte, con su caravana de termos para la oferta de cerveza, carpas para dispensadores, embotellada y enlatada en ambas monedas, además de la oportunidad de saborear los más variados platos de la cocina criolla.
Unas cuantas cuadras al sur, está el área de Callejas, donde carpas CIMEX y un enorme restaurant atendido por la gastronomía local contrastan con una mini plataforma para agrupaciones de pequeños formatos, según los organizadores.
También en la calle Sergio Antuña una discoteca hace gala de luces y sonido, también con carpas y otras instalaciones para el expendio de bebidas y refrescantes. De nuevo en el Carnaval Los Guiachinangos, un ranchón tradicional en los festejos de la ciudad, aunque esta vez con sabor muy criollo, bajo la batuta de la pizzería Strómboli,
Ya es característico el enjambre de trabajadores no estatales que bajo sombrillas, en carpas multicolores o desafiando el ardiente sol de septiembre, brindan todo tipo de ofertas, desde el bocadito de cerdo asado, las tostadas empanadillas, las frituras de maiz, zapatos, zapatillas, cintos y sombreros, por solo mencionar algunas de sus opciones.
Entre las novedades se cuenta con los paseos de carrozas y comparsas, y llama la atención el rescate de la comparsa Los Guaracheros de la Trocha, desaparecida en los últimos años y vuelta a conformar gracias a los empeños de la dirección de cultura en el territorio.
Aún comienza es muy prematuro para hacer comentarios. Las calles desde temprano llenas de público, no solo de moroneros, sino de otras muchas partes de localidades vecinas que vienen a compartir la alegría que difunde el Gallo de Morón.
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