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jueves, 29 de noviembre de 2012

Talleres Ferroviarios de Ciego de Ávila...¿cambios...?

La búsqueda constante de soluciones que permitan a Cuba disminuir las compras en el exterior, es la máxima que guía al colectivo de trabajadores de los Talleres Ferroviarios del municipio de Ciro Redondo, en la provincia de Ciego de Ávila.

Para sus hombres nada es imposible, pues buscan la manera de dar solución a cuanto problema aparezca.

Este centro laboral es ejemplo del movimiento de innovadores en el país y artífice frente al bloqueo para mantener en activo numerosos equipos imprescindibles en la economía nacional. Sin su aporte muchos no funcionarían por el alto costo de las piezas o la imposibilidad de adquirirlas.


Ellos tienen a su cargo el arreglo de locomotoras, vagones, tolvas, tanques, planchas, casillas, góndolas, entre otros elementos que intervienen en la zafra azucarera y en el traslado de pasajeros.

En los talleres el ingenio innovador de sus integrantes hace gala para mantener activas maquinarias de arrastre que superan las tres décadas y media de explotación, y economizar miles de dólares a la Isla cada año por concepto de sustitución de importaciones.

Comenta Juan Luis Mora, director del centro, que gracias a la permanencia y sentido de pertenencia de los obreros han ahorrado más de 800 mil dólares en lo que va de 2012.

“Por ser la tecnología de hierro muy antigua desarmamos todas las piezas y partes para crear los moldes de cada una de ellas y tenerlos listos cuando se necesiten.

“Así por ejemplo recuperamos con tubo de hierro fundido las camisas de cilindro, que valen más de 800 dólares en el mercado exterior, y rescatamos enganches, muelas y válvulas de freno de las locomotoras soviéticas y americanas, a las cuales se les cambian, además, todos los sellos de goma, refiere Juan Luis.

Incorporamos al parque 21 locomotoras, a partir del traspaso de medios básicos del sector azucarero hacia el Ministerio de Transporte, como parte del proceso de reordenamiento del sistema empresarial del país, informa Dermis Batista Ramos, subdirector técnico de la unidad.

“Además, recibimos más de mil equipos ferroviarios de arrastre, muchos de los cuales reparamos con vistas a la cercana zafra azucarera, tales como carros-jaula, tolvas y tanques destinados a la transportación de las toneladas de caña, azúcar y miel que serán producidas en los tres centrales de la provincia”.

Las 30 locomotoras que van a intervenir en el traslado de la gramínea están listas, y aseguramos mantenerles el coeficiente técnico por encima del 85 por ciento, a pesar de los años en explotación, refiere Batista Ramos, quien está al frente del movimiento de innovadores y racionalizadores allí.

“También arreglamos con ese fin seis tanques para miel, 48 tolvas y ocho planchas; todos estos equipos de tracción recibieron cambios de piezas y partes elaboradas y recuperadas en la propia fábrica”.

El trasiego de los productos terminados de la industria azucarera ha sido nuestra tradicional razón de ser, agrega el ingeniero y acota que en la actualidad terceros clientes son también de primera prioridad por el peso que tienen en la producción de alimentos y en las tareas de recuperación del balance nacional de cargas y pasajeros.

“Hoy -añade- reconstruimos pisos de ómnibus y camas de camiones, fabricamos cranes de ruedas de guaguas Girón, cajas de grasas y sellos de las gradas picadoras, acarreamos piedras para el mejoramiento de las vías férreas, bagazo hacia la fábrica de tableros de Matanzas y otras cargas; al mismo tiempo reparamos góndolas, tanques, silos y planchas, principalmente de la Empresa de Cargas por Ferrocarril (CARFER) y la industria del níquel de Holguín”.

Trabajadores de los Talleres Ferroviarios del municipio de Ciro Redondo, en la provincia de Ciego de Ávila, están en la búsqueda constante de soluciones para el arreglo de locomotoras, vagones, tolvas, tanques, etc, que permitan disminuir las compras en el exterior. AINA Pedro Molina, ya jubilado, el amor por los “hierros“ lo mantiene activo en los talleres, pues su labor es vital para el funcionamiento del ferrocarril, no solo de la provincia sino también de territorios vecinos.

“Aquí garantizamos insumos tales como culatas y cilindros, con altos precios en arenas internacionales, que oscilan desde más de dos mil hasta cuatro mil dólares cada uno”, precisa Pedro, muy seguro de conocer todos los secretos de la mecánica.

“Fabricamos piñones de la contramarcha que llevan las combinadas KTP, y gradas y ejes de motoniveladoras para la roturación de tierras, con el objetivo de cubrir el déficit en empresas constructoras, agrícolas y cooperativas”, dice este hombre con orgullo de saberse útil todavía.

Por su parte Armando Martínez y Máximo Valenzuela, otros dos experimentados en estos ajetreos, afirman que aprovechan bien cada jornada para que la provincia comience en tiempo la venidera zafra azucarera y no se detenga el transporte de pasajeros por trenes.

Los trabajadores acoplaron a una de sus máquinas diesel los coches de viajeros que circulan entre la capital provincial y el poblado rural de Limones Palmero, en el municipio de Majagua, para favorecer el traslado de más de 200 personas de 10 comunidades intrincadas.

De igual manera incorporaron los trenes de pasajeros Morón-Esmeralda, localidad de Camagüey; y Morón-Florencia-Perea, de Sancti Spíritus.

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