A la
distancia de más de cuatro décadas, Odalis Padrón, actualmente trabajadora de la Empresa Diversificada
Patria o Muerte, de Morón, en Ciego de Ávila, siente el orgullo de que cuando
muy pequeña el Ché Guevara visitó su humilde casa en el batey La Teresa y la mantuvo cargada
durante un rato.
“Eran como
las cuatro de la tarde –recuerda Adela Rojas, madre de Odalis- cuando
escuchamos el ruido de unos tractores que funcionaban dentro de un cercano
cañaveral. Al cabo de una hora, describe, llega a la puerta de nuestra casita
un hombre que vestía pantalón verde olivo y un sombrero de guano. Nos dice “buenas
tardes” y me solicita un poco de agua para beber”.
“Yo lo miro
detenidamente y le digo, “ pero…usted es el Ché Guevara” y me responde: -sí es
que estamos probando unas máquinas para que los macheteros no pasen tanto
trabajo cortando caña”.
Adela
manifiesta que sintió un nudo en la garganta que apenas le permitía decir unas
palabras. Le dio agua fresca y la
pequeñita Odalis, al salir del cuarto de la vivienda, él la llama, la sostiene
en sus brazos y le pregunta su nombre, mientras se tomaba el vaso de agua.
Aquella
noticia se corrió como pólvora y varios vecinos se movilizaron en un dos por
tres, cuando supieron que el Ché era aquel hombre que estaba probando unas combinadas en los campos de La Teresa.
Hoy Odalis
lamenta no contar con una foto de aquel histórico momento, pero dice que siente
el más profundo orgullo de haber sido aquella niñita que un día el Ché la
sostuvo en sus brazos. La historia la cuenta
a las nuevas generaciones, como constancia de que el Ché estuvo en La Teresa, de que visitó su
vivienda y narra los recuerdos de aquel hombre sencillo, modesto, entusiasta
y revolucionario.
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