Crónica de María Elena Pico Ortega
Aquel inolvidable seis de octubre de 1976, el equipo cubano de esgrima regresaba a la patria con la satisfacción de haber arrasado con todas las preseas de oro puestas en disputa en el Cuarto Campeonato Centroamericano y del Caribe con sede en Venezuela.
Nancy Uganda viajaba en aquel DC-8 de Cubana de Aviación.Entre todos era la que más anciaba el arribo a Cuba. Sentía la emoción que significa escalar a lo más alto del podio de un evento internacional.
Pero también lo deseaba más que los otros porque al llegar compartiría con su esposo el placer de saber que serían padres. Ella estaba embarazada. No lo dijo antes para no verse limitada a participar en aquella esperada competencia.
