
La presidenta legítima de Brasil, Dilma Rousseff, fue depuesta de su cargo por el Senado, pero absuelta por la historia y los pueblos de la Patria Grande, tras la espectacular defensa que protagonizó ante el injusto juicio político que la derecha en su país le impuso para
consumar definitivamente otro golpe de Estado en el gigante sudamericano.
Con 61 votos a favor de su destitución y 20 en contra, el conservadurismo brasileño materializó este miércoles en esa cámara legislativa el plan que orquestó con el respaldo y financiamiento de Estados Unidos, dirigido a destronar a la mandataria Rousseff.
