
Por: Matilde Salas Servando
Cuando el segundo domingo de mayo, celebramos en Cuba el Día de las Madres, enseguida se piensa en esa mujer que es ejemplo entre las cubanas: Mariana Grajales Coello, la progenitora de los Maceo, esa estirpe de valientes, que lo dieron todo por la libertad de la Patria.
Ella vio la luz primera el 12 de julio de 1815, en Santiago de Cuba, hija de pardos libres, nacidos en territorio de la República Dominicana, quienes emigraron para Cuba en el siglo Diecinueve y su niñez transcurrió en la mayor pobreza.
De esta mujer de grandes valores se ha dicho, que “conoció los horrores de la esclavitud en contacto con el sufrimiento de hombres y mujeres esclavos, que permanecían encerrados como animales, en el llamado presidio de cimarrones, que estaba muy cerca de su casa en Santiago de Cuba”.