Se cumplen 101 años de su natalicio en Media Luna (9 mayo 1920)
La figura de Celia Sánchez Manduley alcanza una particular relevancia en el municipio de Morón, pues para privilegio de este pueblo, una comunidad situada a la entrada de Turiguanó, lleva su glorioso nombre, con absoluta justificación.
Visitar ese lugar es encontrar, pese a la distancia del tiempo, las huellas de la heroina de la Sierra, diseñadora de una comunidad atípica, conformada por unas treinta viviendas de techo empinado, construidas sobre un terreno de relieve irregular, al estilo holandés.
Durante mucho tiempo se le conoció precisamente así, como el poblado holandés de Turiguanó, hasta que fuera bautizado como la Comunidad Celia Sánchez, en honor a su genial iniciativa de construirlo para que fuera habitado por familias de ganaderos de ese lugar.
Es por ello que a la entrada, como bienvenida, se alza un sencillo conjunto monumentario con la imagen de Celia, donde cada 9 de mayo acuden federadas, estudiantes, ganaderos y representaciones del pueblo a rendirle tributo en ocasión de su natalicio en 1920, al igual que el 11 de enero cuando en 1980 fue su partida definitiva.
A Celia se le recuerda como mujer llena de coraje, de pasión, de humildad y preocupación constante por la familia cubana, como madre del pueblo,.
Su trayectoria revolucionaria constituye una valiosa página de la historia, con relevantes acciones, pero basta con señalar que el 28 de mayo de 1957, Celia participó por primera vez en combate, fue en El Uvero como integrante del pelotón de la comandancia, convirtiéndose en la primera mujer que ocupó la posición de soldado combatiente en las filas del Ejército Rebelde, como fue de especial su actitud aquel septiembre de 1958 en la Sierra Maestra, tras una reunión de siete horas entre Fidel y su Estado Mayor y promovido por Celia cuando se creó en La Plata, el pelotón Mariana Grajales, formado por mujeres que tenían la decisión de incorporarse como combatientes y conocido como las “Marianas”.
Es por ello que Celia es símbolo de la mujer cubana, y Armando Hart la describía como la flor más autóctona, la fibra más íntima y querida de la Revolución, Era a su vez, apasionadamente humana y tierna…En el carácter de Celia se integra la dulzura, el cariño, el afecto, la alegría de vivir, con la más rigurosa exigencia en los principios y en el trabajo revolucionario.
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