Un mensaje a las familias sobre precauciones a tener en cuenta ante la presencia de un huracán en nuestra área geográfica
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De acuerdo a los pronóstico la temporada ciclónica que se extiende desde el primero de junio hasta el 30 de noviembre, este año se considera por los científicos y expertos como un período de mucha actividad ciclónica.
El mensaje a las familias se circunscribe a estar atentos a las informaciones y contar con las herramientas necesarias para reducir los efectos de un ciclón o de un huracán. A tiempo se puede realizar la limpieza de los tragantes, desagües y azoteas, resguardar o retirar los materiales de construcción y escombros que pueden ser arrastrados por las aguas, así como eliminar desechos de las casas y sus alrededores.
Ojo con esos objetos situados en balcones y azoteas como son las antenas, tanques y macetas, que puedan impulsarse al exterior debido a los fuertes vientos, y no olvidar las ramas de los árboles ante las posibilidades de afectar el estado constructivo de las viviendas o los cables del tendido eléctrico.
Habrá que evitar el cruce por ríos y arroyos crecidos, así como recesar las actividades de pesca, incluidos en los vertimientos de los embalses si el momento lo precisa.
Es aconsejable mantener los medicamentos indispensables en lugares asequibles y el documento de identidad de cada miembro de la familia, por si se hace necesaria una evacuación, junto a velas, faroles, linternas, lámparas y radios portátiles.
Y un elemento clave: Cada habitante no podrá descuidar su forma de actuar en medio de una situación epidemiológica bien compleja.
Lo cierto es que nadie desea este tipo de visitante, pero recuerde que no pide permiso, y tampoco conoce de sensibilidades o compasiones.
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