
Al salir de esa institución hospitalaria habanera donde recibió una esmerada atención por parte de un equipo multidisciplinario, Mailén desde la camilla lanzó besos al aire, con evidente y precoz nostalgia, mientras el personal del Calixto García, médicos, enfermeras, sicólogos y demás trabajadores del Calixto, contagiados para siempre del síndrome afectivo que les ha legado Mailén.
Refieren los galenos que Mailén sufrió lesiones a nivel de columna, cervical, torácica, dorsal, en extremidades, tibia, peroné, pelvis, quemaduras, lesiones a nivel de glúteo, que requirieron de curas y drenajes frecuentemente. Por la afectación medular, quedó parapléjica, y su organismo drenó por diversos sitios, lo que trajo complicaciones.
Confiesan los especialistas del Calixto García que la paciente fue objeto de intervenciones quirúrgicas, estabilizaciones y desestabilizaciones, avances y retrocesos en su sistema hemodinámico. La evolución no fue nada lineal en una paciente en estado tan crítico, con constantes peligros para su vida y las enfermedades oportunistas que comprometen e inmunodeprimen.
Un momento muy difícil fue la preparación para la amputación de la pierna izquierda, al nivel de la rodilla, que a pesar de todos los esfuerzos, ya comprometía su vida. Primero el tratamiento fue con la familia, pero a la paciente, en esa situación que tenía, inmunodeprimida, no se le podía anticipar nada sobre lo que resultaba imprescindible.
Después de la operación, la muchacha indagaba por su pierna, como que intuía algo. Y para asearla le ponían un parabán en la mitad del cuerpo. Las enfermeras le enrollaban una colcha en el sitio. Pero ella sospechaba… Y en el momento indicado fue que se le comunicó, con muchos argumentos y cuidado.
-VEA ENLACE CON FUENTE ORIGINAL-
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