Un programa estatal de festejos públicos de fin de año también con el fin de "recibir un nuevo aniversario de la Revolución" oferta bailes populares, comidas a bajo precio y eventos, sin menciones a la Navidad.
Esas ofertas "recreativas" incluyen presentaciones de orquestas, ferias agropecuarias y de artesanía, y simultáneas de dominó. Se convocan para los días 23, 24, 30 y 31. Los restaurantes privados ofrecen cenas más selectas y caras, con ofertas especiales para despedir el año viejo.
La celebración del aniversario de la revolución que fundó un sistema socialista se debe a que ese proceso triunfó el 1 de enero de 1959. Esa coincidencia histórica dio desde entonces en este país un matiz político al fin de año. La Navidad en cambio, que estuvo sin celebraciones oficiales desde 1969, fue declarada nuevamente por el gobierno como día de asueto antes de que visitara Cuba el Papa Juan Pablo II en enero de 1998. "Yo siempre celebré la Nochebuena, con todo respeto.
No hubo un año desde 1959 que dejara de hacerlo", dijo a ANSA Maribel Martínez, de 73 años de edad. Narró que "como estudiante y después que empecé a trabajar iba por esos días de fin de año a hacer trabajo voluntario convocado por la juventud comunista, pero siempre estuve en casa para la cena navideña".
Martínez, que se define como "no religiosa" reconoció que "se dejaron de celebrar las Navidades. Pero no fue lo mismo con la Nochebuena. Nos reuníamos el 24 y el 31 con la familia y cenábamos lo que había disponible. Nadie nos llamaba la atención por eso", contó.
Cubanos afirman que la tradición de la cena en vísperas navideñas nunca se perdió totalmente. La comida tradicional en la mesa cubana del 24 de diciembre, para recibir la Navidad, se mantiene más o menos inalterable. "Nosotros seguimos comiendo lo que aparezca en el mercado.
Ese día se come cerdo o pollo con arroz congrí (cocinado con frijoles negros NDR) viandas como yuca, malanga, boniato, y mojo criollo, o sea salsa para la carne, a base de naranja agria, grasa de puerco y mucho ajo semifrito", explicó. Se suman ensaladas o plátanos fritos maduros o verdes y postres nacionales como los cascos o mermelada de guayaba o coco con queso, dijo.
El día 25 de diciembre mantiene una connotación religiosa solamente entre los creyentes católicos. "Eso ahora es igual que antes de la revolución. La gente aprovecha y descansa el día 25 libre pero solo van a las iglesias los creyentes". “En algunos negocios, sobre todo los nuevos si ponen arbolitos” navideños, explicó.
En cuanto al fin de año, las familias cubanas siguen reuniéndose para escuchar las 12 campanadas tras una cena que suele ser muy diversa. "Casi ha desaparecido el consumir las 12 uvas para recordar el paso de los 12 meses", dijo Maribel, que fue una empleada pública por décadas hasta jubilarse.
"Las uvas y los turrones son un poco caros pero siempre alguien se aparece aún con esos productos", expuso la mujer cuyos dos hijos varones y nietos viven en La Habana. Dijo además que es una costumbre actual esperar el 31 "a que den las 12" frente a la televisión donde leen un comunicado".
"En ese momento todos nos abrazamos, nos felicitamos y junto a los vecinos, todos desde sus casas lanzamos agua a la calle usando cubetas". "Yo no creo en eso pero dicen que así nos limpiamos de malos espíritus", afirmó.
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