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viernes, 12 de junio de 2015

Radio y TV Martí: Consagración al fracaso

 Por Román Romero López/INVASOR DIGITAL

Radio y TV Martí han corrido la suerte de quienes aran en el mar, tal como ilustra una caricatura publicada en Internet. Treinta años de fracasadas emisiones han representado un gasto superior a los 770 millones de dólares y ponen a pensar al gobierno de Estados Unidos sobre su inversión en este proyecto, que no tiene impacto en los destinatarios y desentona con las circunstancias políticas actuales.

La emisora anticubana trazó su infructuoso destino desde que surgió en los años '80 del siglo pasado, durante la administración de Ronald Reagan, y asumió el nombre de José Martí. A ello se añadió la transmisión, durante las 24 horas del día, en 10 frecuencias de ondas media y corta, de una programación que se caracteriza por la extraordinaria agresividad, la intromisión en los asuntos internos de Cuba, la promoción de actividades delictivas y el estímulo a las salidas ilegales del país.



Radio y TV Martí han estado marcados por la escasez de credibilidad en la audiencia, resultante de la ausencia de objetividad en las informaciones, la falta de profesionalidad en los análisis políticos sobre la situación nacional y política exterior de Cuba, la carencia de iniciativas y los desacertados enfoques acerca de los acontecimientos en la Isla.

¿Cómo imaginar que desde la Mayor de las Antillas otorgarían créditos a los mensajes de una emisora que estuvo bajo el mando de Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), quien fuera nombrado por Reagan como presidente del Consejo Asesor del Ejecutivo para las transmisiones?

La elección generó polémica y discrepancias, incluso, entre el personal dirigente de la emisora. Se considera que utilizó las actividades de esta para promover y favorecer la política de la Fundación, y de él, por encima de los intereses estratégicos y tácticos trazados por el Servicio de Información de los Estados Unidos (USIA, por sus siglas en inglés).

"En mayo de 1993, 62 de los 100 empleados de la emisora subversiva, en la sede principal en Washington, enviaron una carta al director de la USIA, Joseph Duffey, en la cual solicitaban que la emisora se mantuviera alejada de las diferencias presentes entre las diversas organizaciones políticas de la contrarrevolución en la migración. No obstante esta solicitud, la USIA no procedió a tomar ninguna medida o decisión al respecto", destaca el Doctor Jacinto Valdés-Dapena Vivanco, Investigador Titular del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado.

La FNCA mantuvo su hegemonía en la emisora, después de que William Clinton, candidato del Partido Demócrata, llegó al poder en 1992. De esa manera, el mandatario estadounidense expresó su agradecimiento a la FNCA por aportar fondos a su campaña electoral.

En 1997, el Archivo de Seguridad Nacional desclasificó documentos que demostraron cómo la dirección de la organización contrarrevolucionaria manipuló la programación, el personal y la política informativa de Radio Martí; y en julio de 2014, un nuevo informe del gobierno estadounidense reveló que Radio y TV Martí padecen de baja moral, falta de transparencia en la toma de decisiones, carecen de rigor administrativo y tienen fallas de seguridad.

Publicado por el periodista Tracey Eaton en su blog Along the Malecon, el documento posee 34 páginas de contundentes críticas y está formado por un equipo de inspectores encabezados por John M. Jones, de la Oficina del Inspector General, quien lanzó una auditoría a la Oficina de Transmisiones para Cuba, entre los meses de septiembre y noviembre de 2013.

El escrito refiere el envío semanal a Cuba de DVDs con la programación de Radio y TV Martí, la distribución quincenal, mediante el correo electrónico, de un boletín electrónico denominado El Pitirre; la existencia ilegal de la red social Piramideo en la Isla; irregularidades en el manejo del presupuesto, falta de control sobre la dotación tecnológica, y confirma las excelentes relaciones de ese engendro mediático con la USAID, el Departamento de Defensa, el Comando Sur y la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

Estas revelaciones, unido al alto costo (80 000 dólares anuales), determinaron la suspensión, en julio de 2014, de los vuelos Aero Martí, que comenzaron a operar en el año 2006. Sin embargo, esta medida no colma las expectativas de los detractores (por diferentes causas) de la emisora subversiva.

Betty McCollum, congresista demócrata por el estado de Minnesota, cataloga a este medio de prensa como "un instrumento inadecuado de Guerra Fría" y aboga por eliminar el presupuesto destinado a la Oficina de Transmisiones a Cuba.

Todo indica que la nueva coyuntura política representa una amenaza para Radio y TV Martí, y estimula, en cierta medida, la promoción de un clima de respeto a la soberanía de la nación cubana, cuyo espacio radioelectrónico ha sido violado durante años, del mismo modo que las normativas universales (Carta de las Naciones Unidas, el Tratado Internacional y el Reglamento de Radiocomunicaciones de la Unión Internacional de Transmisiones), que promulgan la igualdad soberana entre los estados, la no injerencia en los asuntos que son de jurisdicción interna, y limita las transmisiones más allá de las fronteras nacionales.

El cese de las agresiones radiales y televisivas se incluye entre las expectativas de los cubanos en el contexto de los diálogos para la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y la Mayor de las Antillas, así quedó patentizado en la tercera ronda de conversaciones, que tuvo lugar en Washington.

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