Por Leonel Iparraguirre González
-A propósito de la Jornada de homenaje a los trabajadores de la Educación
Siento el privilegio de conquistar a Victoria Galloway para una entrevista periodística. Es una mujer que acaba de cumplir 88 años y su modestia y sencillez la limitan para narrar su brillante trayectoria laboral, pues más allá de protocolos, reconocimientos y exaltaciones, lo que más le preocupa es haber cumplido con su compromiso moral de haber sido educadora.
Esta es una mujer que inspira tanto respeto como admiración y rehuye a las indagaciones personales, como si su trayectoria laboral a lo largo de unas seis décadas no hubieran dejado una huella sobresaliente en un sector tan imprescindible como el de la enseñanza.
Prefiere hablar de otros temas distante, como para no lacerar su modestia, de sus padres que provenían de Inglaterra, de la humildad de su familia sumida a una profunda pobreza y de su lejana casita ubicada en un apartado rincón del poblado de Chambas.
Pero había algo que latía junto a su noble corazón: los deseos de convertir sus añoranzas en realidades. ! cuántos esfuerzos, cuántos desvelos, cuánta dedicación!.
Sus juguetes no fueron más que la simulación de un aula, una escuela, un pizarrón y la imitación de la maestra de aquel caserío. Así se forjó la vocación profesional de Victoria Galloway Galloway, una de las educadoras insignes de la provincia de Ciego de Ávila, residente en el municipio de Morón, actualmente jubilada, pero no distante de todo el quehacer del proceso docente-educativo.
"Fue con el triunfo revolucionario que pude convertir en realidad mis mayores anhelos, cuando fui aprobada para ingresar en el ejército de educadores y ocupar una plaza como maestra de una escuelita primaria"confiesa Victoria.
Recuerda sus primeros pasos en la escuela Raúl Cervantes en la zona de Narcisa en Chambas y luego su estancia en la zona rural de San Joaquín donde empezó a ganar conocimientos y experiencias como educadora.
Pero se acercaba 1961, un año decisivo para la educación en el país, cuando es nombrada responsable de un grupo de alfabetizadores, momento que pudiera reconocer como decisivo en su formaciòn profesional.
Victoria enseguida se identificó con los programas de estudio y en poco tiempo impartió clases en Chambas, Bolivia, y en apartadas zonas como Corojito, San Joaquín, Morón y otros lugares del territorio.
De sus ojos saltan lágrimas que expresan amor y sentimiento y de su boca palabras entrecortadas: "Considero que la educación es la raíz de la nacionalidad y base de todo tipo de progreso".
Resume que a lo largo de su fructífera trayectoria laboral habría que mencionar los años que dedicó a ocupar cargos de dirección, pero recalca "para mi lo más importante fueron los años que dediqué a impartir clases en la enseñanza primaria". "A las nuevas generaciones que abracen fuertemente a la educación como si fuera su progenitor".
Y concluye: "mi principal satisfacción es haber transmitido amor, valores, conocimientos y haber servido a la Revolución".
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