Una gran pancarta en la que se leía Todos unidos podemos, Iberia no se desmantela, encabezó la protesta de unos dos mil empleados de la mayor compañía de aviación de este país europeo, que tuvo como epicentro el aeropuerto madrileño de Barajas.
La concentración comenzó en el área de mostradores y facturación que la firma tiene en la Terminal 4 del aeródromo internacional, y luego se trasladó hacia el exterior del edificio, donde los trabajadores cortaron el tráfico en varios de los carriles de la zona de salida de vuelos.
Ante la atenta mirada de los viajeros, pilotos, tripulantes auxiliares de cabina, operarios de tierra y técnicos de mantenimiento de la aerolínea portaron carteles con lemas como "T4 española y no británica" o "Desguace no, viabilidad sí".
"Esta Navidad regalamos Iberia", "Nos han vendido a piratas" o "British go home" fueron algunas de las consignas coreadas por los manifestantes, en alusión a las supuestas ventajas que su actual socia, British Airways, obtiene a raíz del plan de transformación del consorcio.
Resultante de la fusión de Iberia y British Airways, International Airlines Group (IAG) comunicó en noviembre último a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que su proyecto de reestructuración busca "salvar" a la sociedad.
En rechazo a esos ajustes, las principales organizaciones sindicales de la aerolínea anunciaron seis jornadas de huelga para este mes, que luego decidieron posponer hasta enero para no afectar a los usuarios en vísperas de las fiestas navideñas y por año nuevo.
Tras desconvocar la medida de fuerza, las centrales obreras con representación en la línea de bandera amenazaron con ir al paro a partir del próximo 7 de enero si no hay resolución del conflicto.
El secretario general del Sector Aéreo de la Unión General de Trabajadores (UGT) de Madrid, José Ignacio Huerta, expresó hoy la disposición de los sindicatos de negociar con la dirección de la empresa, pero con un plan de futuro encima de la mesa.
Hay que encontrar una solución que no pase por desmantelar Iberia, enfatizó en declaraciones a reporteros.
Ese sería el peor de los escenarios posibles y los trabajadores no están dispuestos a permitirlo, advirtió el dirigente de la UGT.
Además de la masiva pérdida de puestos de trabajo, IAG señaló que el tijeretazo irá acompañado de una reducción de salarios, de entre el 25 y el 35 por ciento, y de su capacidad operativa para centrarse en las rutas rentables.
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