¿Haremos en realidad el cuento?
Las interpretaciones sobre la realidad de lo propuesto por el calendario Maya son tan variadas como los puntos de vista de cada quien o las convicciones científicas de la persona que haga las predicciones. Como resultado de lo llevado y traído del tema, cuando el mundo -sobre todo el occidental- llegue a este viernes, muchos esperarán suceda algo, aunque en honor a la verdad, nadie sepa qué será.
Las interpretaciones sobre la realidad de lo propuesto por el calendario Maya son tan variadas como los puntos de vista de cada quien o las convicciones científicas de la persona que haga las predicciones.
Hace más de 40 años, cuando estas versiones comenzaron a cobrar vida, la más utilizada de ellas era la relativa al futuro fin del mundo, mientras que con el paso del tiempo todo el proceso se fue transformando en el sentido de suavizar el resultado y aparecieron entonces las variantes de cambios en la vida, en las épocas, finales de calendarios y otras por el estilo que, en cualquiera de los casos, se alejaban de los finales apocalípticos.
No se puede obviar que junto a las reales creencias de unos y la sempiterna ingenuidad de otros, no faltaron quienes vieron detrás de ese tema el filón de negocios, y comenzaron a aparecer desde los antídotos de distintos tipos hasta las propuestas de refugios portátiles, completamente equipados con acceso a Internet y televisión digital, para que todos aquellos, desde luego quienes podían, llegaran a ese final tan bien preparados como fuera posible.
De cualquier forma, ya estamos en la semana en que esto debería suceder y el mundo acaba de dejar pasar la reunión de Doha sobre cambio climático sin tomar ninguna decisión de compromiso; tenemos la presencia real de arsenales nucleares los cuales pudieran servir para eliminar no solo a nuestra querida Tierra, sino también a otro par de planetas del Sistema Solar.
Esas, por sólo citar dos, son realidades que ponen en riesgo verdadero de desaparecer cuanto existe, con independencia de lo que se plantee o interprete de cualquier antigua predicción.
Por mi parte, me preparo para empezar el 2013 con las esperanzas de que todo pueda ser mejor, respetando las creencias religiosas, los análisis científicos o las simples supersticiones de cualquier ser humano, pensando en que ese camino de respeto mutuo sea buena variante para salvarnos todos. ¿Cuál es su plan?
La mambisa de La Ceiba (Fotorreportaje)
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