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sábado, 10 de noviembre de 2012

Presos en EEUU hacen piezas para misiles Patriot

 .Sobre-explotación de la mano de obra cautiva en Estados Unidos
 “En este momento, los presos de establecimientos penitenciarios federales de todo el país están haciendo piezas para misiles Patriot. Al empezar, les pagan 23 centavos de dólar por hora (1,84 dólares por un día de trabajo de 8 horas) y pueden llegar a un máximo de 1,15 la hora por fabricar productos electrónicos que controlan la propulsión, dirección y puntería de los sistemas de misiles guiados de Lockheed Martin PAC-3, que originalmente se hicieron famosos en la primera guerra del Golfo Pérsico. ¿Está sorprendido? Yo también”.

Así comienza el llamativo primer párrafo de una extensa nota del periodista e investigador financiero Justin Rohrlich, publicada el 7 de marzo de 2011 en el World in Review (Minyanville.com) con el título “Why are Prisoners Building Patriot Missiles? (¿Por qué los Presos están Construyendo Misiles Patriot?). Esta escalofriante noticia pasó de largo porque fue ignorada por los grandes medios comerciales estadounidenses e internacionales.



La sobre-explotación de mano de obra cautiva era algo que sólo harían los chinos para competir con precios más bajos en el mercado mundial, según la recurrente propaganda informativa de los sistemas trasnacionales de noticias. Pero fue sacada a la luz pública este año, por lo menos para conocimiento de los medios alternativos y ciudadanos del mundo interesados en estos grandes temas, por el Proyecto Censurado de la Universidad Sonoma State de California a partir de otra nota de Sara Flounders, publicada el 6 de junio 2011 en el periódico Workers World (Trabajadores del Mundo), bajo el título “The Pentagon and Slave Labor in U.S. Prisons” (El Pentágono y el Trabajo Esclavo en las Prisiones de Estados Unidos).

“Los presos ganan 23 centavos por hora en las prisiones federales de Estados Unidos fabricando componentes de alta tecnología electrónica para misiles Patriot Advanced Capability 3 (Patriots de Capacidad Avanzada 3), lanzadores para el sistema TOW (Tube-launched, Optically tracked, Wire-guided, o Tubo lanzador, Seguimiento óptico, Guiado por cable), misiles anti-tanque y otros sistemas de proyectiles guiados”, escribió Flounders en el primer párrafo de su nota en Trabajadores del Mundo. “Vale la pena examinar más de cerca las implicaciones de este hecho ominoso en un artículo de marzo del periodista e investigador financiero Justin Rohrlich, del World in Review (Minyanville.com)”, añadió la periodista… y fue lo que hicimos.

Estados Unidos tiene aproximadamente el 5 por ciento de la población del mundo. Pero muy pocos saben que sus prisiones mantienen en encierro a más del 25 por ciento de toda la gente encarcelada en el planeta. Y también ignoraban que muchos de estos presos trabajan para el complejo militar industrial que abastece al Pentágono hasta por 23 centavos de dólar la hora, o tarifas similares. Sólo se libran de esta expoliación de mano de obra tan barata como la esclava, miles de presos en reclusión solitaria, a menudo confinados por castigos disciplinarios aplicados a faltas de baja importancia.

“La expansión del uso de industrias de prisión, que pagan salarios de esclavitud como una forma de aumentar los beneficios de las gigantescas corporaciones militares, es un ataque frontal a los derechos de todos los trabajadores”, escribió Flounders. “El trabajo penitenciario –sin protección sindical, ni pago de horas extras, sin días de vacaciones, pensiones, prestaciones, protección de salud y seguridad, o retención de la Seguridad Social– también fabrica componentes complejos para aviones de combate F-15 de McDonnell Douglas/Boeing, F-16 de General Dynamics/Lockheed Martin y helicópteros Cobra de Bell/Textron”.

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