REFLEXIONES DE FIDEL CASTRO
Cuando en 1976 tuvieron lugar los más graves actos de terrorismo contra Cuba y de modo especial la destrucción en pleno vuelo de la nave aérea cubana que despegó de Barbados con 73 personas a bordo -entre ellos pilotos, aeromozas y personal auxiliar que prestaban sus nobles servicios en esa línea, el equipo juvenil completo que había obtenido todas las medallas de oro que se diputaban en el Campeonato Centroamericanos y del Caribe de esgrima, los pasajeros cubanos y de otros países que viajaban confiados en aquel avión-, los hechos provocaron tal indignación, que en la Plaza de la Revolución se reunió para despedir el duelo, la más extraordinaria y apretada concentración que he visto jamás y de la cual ha quedado constancia gráfica.
Las escenas de dolor fueron y son todavía imborrables. Tal vez ningún dirigente
de Estados Unidos, y muchos en el mundo no tuvieron posibilidad de verlas.
Sería ilustrativo, que tales escenas fuesen divulgadas por los medios masivos
para comprender bien las motivaciones de nuestros heroicos combatientes
antiterroristas.
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