Cubanos residentes en Estados Unidos y organizaciones no gubernamentales en ese país han enviado miles de cartas, faxes y correos a la Casa Blanca para que se anule una propuesta en contra de los viajes a la Isla, aseguran medios de prensa, aunque la decisión aún está en el aire. Me refiero a la enmienda del congresista Mario Díaz-Balart al proyecto de ley de Asignaciones de la Cámara de Representantes, apunta el comentarista Alvaro F. Fernández.
En un artículo que reseñó el sitio digital de la emisora Radio Progreso, de Miami, Fernández subraya que "la enmienda Díaz-Balart aún amenaza. La batalla aún no se ha ganado."
El mes pasado, la Casa Blanca emitió una declaración en la que expresaba no estar de acuerdo con la enmienda y que el Presidente vetaría la ley si contenía lenguaje acerca de Cuba, señala.
"Estamos agradecidos de que la Casa Blanca haya adoptado esa actitud, pero no debemos descansar hasta que el asunto sea solucionado", recalca el periodista.
Debemos recordar que lo que propone la enmienda Díaz-Balart es sencillo: regresar a la era de George W. Bush, cuando los cubanoamericanos solo podían visitar una vez cada tres años a los miembros de su familia, añade.
En cuanto a las remesas, había un límite de 300 dólares al trimestre. Y de todas la medidas -enfatiza Fernández-, posiblemente la más insultante era el hecho de que la administración Bush había tenido la audacia de definir quién era miembro de la familia.
Ahora los congresistas Díaz-Balart, Ileana Ros-Lehtinen, David Rivera y otros insisten en reimponer estas medidas draconianas a todos. Y no podemos permitir que esto suceda otra vez, acentuó el articulista de Radio Progreso Miami.
Hay que continuar escribiendo a la Casa Blanca, para que (Barack) Obama sepa que no se puede permitir que esto suceda. Que el Presidente sepa que tendremos en cuenta su acción cuando llegue noviembre de 2012 (elecciones presidenciales), insistió Fernández.
En un artículo que reseñó el sitio digital de la emisora Radio Progreso, de Miami, Fernández subraya que "la enmienda Díaz-Balart aún amenaza. La batalla aún no se ha ganado."
El mes pasado, la Casa Blanca emitió una declaración en la que expresaba no estar de acuerdo con la enmienda y que el Presidente vetaría la ley si contenía lenguaje acerca de Cuba, señala.
"Estamos agradecidos de que la Casa Blanca haya adoptado esa actitud, pero no debemos descansar hasta que el asunto sea solucionado", recalca el periodista.
Debemos recordar que lo que propone la enmienda Díaz-Balart es sencillo: regresar a la era de George W. Bush, cuando los cubanoamericanos solo podían visitar una vez cada tres años a los miembros de su familia, añade.
En cuanto a las remesas, había un límite de 300 dólares al trimestre. Y de todas la medidas -enfatiza Fernández-, posiblemente la más insultante era el hecho de que la administración Bush había tenido la audacia de definir quién era miembro de la familia.
Ahora los congresistas Díaz-Balart, Ileana Ros-Lehtinen, David Rivera y otros insisten en reimponer estas medidas draconianas a todos. Y no podemos permitir que esto suceda otra vez, acentuó el articulista de Radio Progreso Miami.
Hay que continuar escribiendo a la Casa Blanca, para que (Barack) Obama sepa que no se puede permitir que esto suceda. Que el Presidente sepa que tendremos en cuenta su acción cuando llegue noviembre de 2012 (elecciones presidenciales), insistió Fernández.
En Estados Unidos, una ley del año 2000 prohíbe otorgar licencias para actividades turísticas en Cuba. En enero de 2011, por resolución de Obama, se aliviaron algunas regulaciones, pero continuaron en vigor restricciones significativas sobre los viajes hacia la nación del Caribe.
Los cambios menores solo beneficiaron viajes por motivos académicos, religiosos, culturales o deportivos, que cumplan con ciertas pautas y sobre todo con una política que Washington denomina "promoción del contacto persona a persona".
Los cambios menores solo beneficiaron viajes por motivos académicos, religiosos, culturales o deportivos, que cumplan con ciertas pautas y sobre todo con una política que Washington denomina "promoción del contacto persona a persona".
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