Cientos de dentistas cubanos, invitados a desertar por el gobierno de Estados Unidos de misiones médicas que benefician a miles de personas en el mundo, corren hoy la misma suerte que muchos de los galenos de la Isla «asilados» en ese país. Después de llegar a suelo norteamericano, en donde son «acogidos», supuestamente gracias a su competencia profesional, no pueden ejercer su profesión.
De acuerdo con el libelo de la mafia de Miami, El Nuevo Herald, unos 200 odontólogos cubanos que abandonaron misiones internacionalistas no pueden revalidar sus títulos en Estados Unidos porque las autoridades cubanas se niegan a enviar sus registros académicos, dijo Julio Alfonso, presidente ejecutivo de Solidaridad sin Fronteras (SSF).
Según dice ahora el «solidario» Alfonso, el Educational Credential Evaluators (ECE), una organización de Wisconsin que otorga la certificación profesional, solo acepta los registros académicos remitidos por Cuba, algo que probablemente nunca le dijeron a los dentistas sus reclutadores.
«La situación que enfrentan estos dentistas es una ironía», criticó Alfonso, en la oficina de SSF, en Hialeah. «Ellos huyeron de las misiones para acogerse al programa de visas americanas para el personal médico, pero una vez que llegan a Estados Unidos, se estrellan contra la pared porque no tienen cómo hacer la reválida de sus títulos».
¿Cuál será la verdadera ironía? ¿La de que Cuba se oponga al descarado robo de cerebros y a la difamación de su sistema de salud organizada por los servicios de Inteligencia de EE.UU., o la de que el gobierno de ese país, al tiempo que cierra las puertas de la emigración al resto del mundo, incite a la deserción de médicos y dentistas cubanos basado en una competencia profesional que luego no les reconoce?
Ahora, los estafados médicos y dentistas cubanos se ganan, como pueden, la vida en Miami. Tal es el caso de Dasha Frías, una odontóloga graduada de la Facultad de Estomatología del Instituto de Ciencias Médicas de Villa Clara, quien luego de «escapar» de una misión en el estado de Anzoátegui, al noreste de Venezuela, en el 2009, llegó a Miami y actualmente trabaja, en el turno de madrugada, como cajera en el Casino Miccosukee.
y que averiguen cuanto vale una carrera de estas en eeuu, haber si la pueden pagar o si el estado gringo, como el, cubano comete el ultraje de pagarles toda la carrera,? cuba esta en todo el derecho de no enviar esos registros, de alguna manera se debe castigar la traicion a la patria
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