A lo largo de la carrera periodística, surgen amistades indestructibles. Fueron aquellos años difíciles de la Zafra del 70, cuando conocí en pleno cañaveral a un compañero pequeño, muy pequeño de estatura, que apenas podía dar pasos entre los plantones de caña recién cortados. De su hombro colgaba un bolso y en su otra mano una decana cámara fotográfica. En la guardarraya se encontraba estacionada una moto con sidecar. El salía del campo y yo llegaba en esos momentos: Al pasar por mi lado intercambiamos saludos... "Buenos días"...me dijo..."Buenos días", le respondí... Yo, cargaba una pesada grabadora de cinta magnetofónica y un agenda para tomar algunos apuntes de zafra, quizás aparentaba ser el jefede lote....Cuando habíamos avanzado unos pasos coincidentemente tropezamos miradas. Cuando miré hacia atrás, al aquel pequeño compañero también torcía la cabeza como preguntándose entre sí ¿quién será?. -"Usted trabaja aquí?, me dijo....No, soy un reportero, le respondí. -¿Reportero, de dónde?....de Morón. Y Usted...? le dije: Periodista, contestó. Nos acercamos y nos fundimos en un abrazo, sin saber quiénes éramos en realidad. -Me llamo Blas, y sin dar tiempo a otra reflexión acotó en tono jocoso: "dicen que los hombres se miden de la cabeza al cielo, por tanto considero que soy el periodista más alto de Cuba..." Una carcajada servía de inicio a una amistad sincera que perdura a pesar de medio siglo de existencia. Conocía entonces a Blas Martínez Rojas, en aquellos momentos periodista de Juventud Rebelde en los territorios de Camagüey y Ciego de Avila. Coincidimos en múltiples ocasiones en campos cañeros, en centrales, en actos políticos, en unidades de la Columna Juvenil del Centenario, devenida en Ejército Juvenil del Trabajo, en Caravanas culturales, en espectáculos y también intercambios amistosos.
U tiempo después,Blasito fue mi compañero de trabajo como periodista en la emisora Radio Morón. Unos años después fue propuesto como Jefe de Redacción del Departamento Informativo: Exigente, respetuoso y conocedor de la rutina periodística.
Su propia experiencia en el terreno, le servía como principal manual a la hora de impartir una conferencia, de ofrecer su opinión en un taller de periodismo, y había que escucharlo. Cuenta que sus inicios en el periodismo fue de manera empírica, pero tuv la oportunidad de matricular en la Universidad de Santiago de Cuba, y hasta ese lejano lugar se trasladaba para no perder ni un solo detalle de la carrera. De su profesión hay muchas anécdotas. Blas Martínez reside en estos momentos en un moderno apartamento en la ciudad de Ciego de Avila y aunque jubilado del sector periodístico, es un miembro activo con un millón de amigos que lo quiere y lo respeta.
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