El papa Benedicto XVI, cansado físicamente pero intelectualmente
lúcido, y que no renuncia a ninguna cita importante, celebró el lunes sus 85 años,
convirtiéndose en el más anciano pontífice en funciones desde León XIII,
fallecido a los 93 años en 1903.
Tras una
misa en la capilla Paulina, Benedicto XVI recibió a obispos de su Baviera
natal, y mensajes de felicitación, entre ellos el del presidente de la
república italiana, el ex comunista Giorgio Napolitano, de 86 años, quien le
expresó “su inalterable sentimiento de amistad y estima”.
Según su
secretario particular, monseñor Georg G nswein, el Papa pidió a sus
colaboradores cercanos que su cumpleaños — para el que acudió desde Baviera su
hermano mayor, Georg, de 88 años — sea más bien “una fiesta familiar”.
“Por favor,
no quiero grandes celebraciones”, dijo Joseph Ratzinger, según aseguró monseñor
G nswein a la revista Gente.
El padre
Federico Lombardi, portavoz de la
Santa Sede, afirma que el Papa está bien, aunque fatigado, lo
cual es normal a su edad. Benedicto XVI programó un viaje a Líbano para
septiembre.
En una
crónica en Radio Vaticano, Lombardi opinó que Joseph Ratzinger se caracteriza
por “la lucidez y la claridad de pensamiento y expresión”.
Al padre de
la revolución cubana, Fidel Castro, un año mayor que él, el Papa le dijo a
fines de marzo: “Soy mayor, pero puedo seguir cumpliendo con mi deber”.
En una
posible reacción al final del pontificado de Juan Pablo II –marcado por una
larga enfermedad del Papa y una parálisis en el gobierno de la Iglesia– Joseph Ratzinger
no había excluido, en un libro de entrevistas publicado en 2010, dimitir en
caso de no estar en posesión de sus capacidades intelectuales.
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