El Gallo de Morón, Cuba |
No les voy
a contar la triste historia del Gallo de Morón. Solo, por el momento me
detendré en una simple anécdota que
sucedió el día que fue repuesto esta escultura como símbolo de la ciudad, luego
de varios años sin encontrarse en su pedestal.
La Asamblea Municipal del Poder Popular en Morón había adoptado un acuerdo
de reponer el Gallo como símbolo de los moronenses.
Rita Longa,
que fue la escultora contratada para confeccionar esta nueva obra, se mostró muy entusiasmada
con la encomienda que le ofrecían. Así en un período relativamente breve, quedó
listo el Gallo, confeccionado con
cientos de toneladas de bronce en el taller que poseía la escultora en La Habana.
Finalmente la escultura requirió ser traslada a Camaguey
para unos retoques finales, hasta que se decidió trasladar a Morón. La pesada
carga, fue cuidadosamente cubierta con lonas, cartones y otros materiales, para
cumplir de esta manera la encomienda de Rita Longa: “Les pido colocar el gallo
en el pedestal en horas de la madrugada, completamente tapado, en la más absoluta discreción para que
sorprenda a la ciudadanía”.
La fecha
escogida fue justamente la madrugada del
2 de mayo de 1982. Rita fue atendida en una habitación del Hotel Morón, pero
era visible el nerviosismo que sentía la destacada escultora. Y reiteraba cada
instante: “Ojalá que todo salga bien y que nadie se percate de la instalación
del gallo en su pedestal…”
Al fin
llegó el momento justo. La rastra que portaba al Gallo partió desde el parqueo
del referido hotel y se situó frente al
pedestal. Allí esperaba una potente grúa que izaría la pesada carga de bronce.
Rita dio
tiempo a que se realizan las primeras
maniobras, y unos cuantos minutos después, abordó su auto para trasladarse desde el hotel hasta el sitio donde
sería colocado el Gallo. Caramba..qué sorpresa invadió a la destacada artista.
Su vehículo no podía avanzar. Una gran multitud de personas se congregaba en la
vía y en los alrededores de aquel sitial porque ya se había corrido el rumor de
que el Gallo sería colocado esa madrugada.
Mientras la
empinada grúa izaba aquella mola de
bronce envuelta en todo tipo de materiales, hasta que fue la propia Rita, la
que exclamó: ¡Caballero, no pasen tanto trabajo, quítenle el manto al gallo,
que no vale la pena tenerlo escondido”…Un fuerte aplauso inundó el lugar…Era el
impacto que causaba en la población el símbolo de la ciudad.
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