Alarmada se quedó la opinión pública internacional cuando conoció que el promotor de tantas guerras y conflictos en el planeta, como el presidente estadounidense Barack Obama, había sido reconocido con el Premio Nobel de la Paz.
¿Qué cuestionamientos se hicieron para conceder un reconocimiento que supuestamente constituye el criterio mayoritario de la población de este planeta?
Obama, el presidente de una potencia que gesta conflictos, destina grandes sumas de dólares a la intervención militar en otros países, el que con su poderío bélico amenaza soberanías nacionales, el que sustenta programas desestabilizadores contra distintos sistemas sociales, el que alimenta guerras mediáticas y el que utiliza diez mil artimañas para ejercer su poderío hegemónico ha sido recompensado, nada menos que con el Premio Nobel de la Paz.
Nada más repugnante ni reprochable, nada tan criticado por la opinión pública mundial que a la postre conoce muy bien de la “pata” que cojea el imperio del norte.
Pero ni siquiera la noticia de que el presidente estadounidense Barack Obama ostenta de la Paz el Premio Nobel, puede compararse con la nueva candidatura que a propuesta del partido español Unión Progreso y Democracia (UPyD se hace para la próxima versión. Decirlo nos causa desagravio e indignación.
Las cartas de apoyo se pronuncian porque el próximo Nobel se le conceda, nada menos que a Yoani Sánchez, una bloquera cubana, que a base de altas remuneraciones, se ha encargado de levantar un “castillo de mentiras” contra el gobierno cubano, y de crear un falso escenario político a su alrededor, únicamente creíble por elementos de su misma calaña.
La red social Twitter ha sido su principal plataforma para cultivar tal candidatura, desde donde a base de mentiras, infamias y calumnias trata de desacreditar al gobierno cubano y crear a su alrededor un ambiente que le propicie responder a los intereses del gobierno estadounidense, por intermedio de la Oficina de Intereses de Washington en La Habana, desde donde recibe orientaciones bien precisas y, por supuesto, las correspondientes prebendas económicas, haciéndose pasar como representante de los Derechos Humanos.
Con el ironismo que la caracteriza y su verbo plástico aveces incoherente y carente de lógica, ha respondido a la irracional propuesta mediante su cuenta en Twitter: “MI corazón no está preparado para sustos como este".
"Ya lloverá sobre mi el insulto oficial, pero, por el momento, agradecida y feliz por la nominación (...) añadió la bloguera.
Se equivoca nuevamente la bloguera Yoani Sánchez; no es precisamente una lluvia de insulto oficial, es una tempestad de criterios populares, que a la postre es el mejor termómetro para evaluar que usted, Yoani Sánchez, no es un verdadero Premio Nobel, sino una marioneta que en los tiempos modernos no se acciona por simples cordelitos, sino por la trampa de las tecnologías contemporáneas.
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