Colaboración Especial de Francisco Percy Alvarado
Las
operaciones secretas de la CIA
mantienen una dirección permanente e invariable, orientadas lo mismo contra
personalidades políticas específicas que desafían el hegemonismo imperial
norteamericano, a los que se trata de eliminar físicamente, así como contra
naciones enteras que sufren las criminales consecuencias de guerras
prefabricadas, agresiones biológicas, campañas sostenidas de ataques
mediáticos, amenazas, invasiones y el aislamiento total mediante bloqueos y
embargos injustificados.
Este criminal accionar de la CIA fue puesto al descubierto
por la Asociación
para el Disenso Responsable, la que estimó que, ya en 1987, seis millones de
personas habían sido asesinadas como resultado de las operaciones encubiertas
de la CIA. Hoy,
al culminar el 2011, esa cifra ha crecido enormemente.
CHAVEZ
TIENE LA RAZÓN
El
presidente Hugo Chávez destapó ayer la
Caja de Pandora al exponer su sospecha sobre el inusual
padecimiento de cáncer por parte de varios mandatarios y personalidades
progresistas latinoamericanos en los últimos meses, entre los que se destacan
su propia persona, la presidenta argentina Cristina Fernández, el mandatario
paraguayo Fernando Lugo, la presidenta brasileña Dilma Rousseff, el ex
presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros.
“Es muy
difícil explicar a estas alturas ya con la ley de las probabilidades, por
ejemplo, lo que nos ha estado aconteciendo a algunos de nosotros (líderes) en
América Latina”, dijo Chávez, apuntando sus sospechas hacia Washington y,
particularmente, a la CIA.
Chávez
reconoció las sospechas de Fidel sobre este inusual fenómeno, las que no dejan
de carecer de lógica, sobre todo si parten de quien ha sido objetivo de más de
600 planes de atentado, incluso intentado usar armas biológicas y venenos,
durante uno de sus encuentros con él, cuando el Comandante le manifestó con suspicacia:
“Chávez, ten cuidado… mira, cuidado esta gente ha desarrollado tecnologías…
cuidado con lo que te dan de comer. Cuidado con una pequeña aguja y te inyectan
no se qué”.
Por
supuesto, ni Fidel ni Chávez se equivocan si se tienen en cuenta algunos elementos
y antecedentes esenciales para fundamentar tal acusación, involucrando en la
tangible amenaza a la CIA
y a las autoridades norteamericanas.
Varios
laboratorios de la CIA
y del Departamento de Defensa de los Estados Unidos dedican desde hace décadas
cuantiosos recursos al bioterrorismo y, particularmente, en la búsqueda de
inoculación de enfermedades como el cáncer, así como otros tipos de virus o
bacterias, capaces de infligir daño masivo sobre personas específicas, fuerzas
militares y ciudadanos comunes, violando las prohibiciones establecidas por las
Naciones Unidas. La guerra biológica o bacteriológica, concebida como un arma
de alta efectividad, se implementa mediante el diseño de bombas y otros tipos
de agentes de esparcimiento de las enfermedades. De esos laboratorios han
salido el napalm, el agente naranja, la cepa del ántrax, la gripe AH1N1, la
gripe porcina, así como otros virus letales como el VIH y el ébola.
En el caso
particular del cáncer se conoce que, desde 1975, se ha empleado el Fuerte
Detrick como instalación donde radica una sección especial dentro del
Departamento Virus del Centro para la Investigación de Guerra Biológica, conocida como
“Instalaciones Fredrick para la Investigación del Cáncer”, bajo supervisión del
Departamento de Defensa, de la CIA
y del Instituto Nacional del Cáncer. Las investigaciones ultra secretas están
encaminadas a desarrollar un programa especial de virus del cáncer, sumamente
agresivo y letal, para el que existe inmunidad y fue identificado como Virus
Humano de la célula T de Leucemia (HTLV).
La insistencia de estos laboratorios
de lograr los mecanismos para elaborar artificialmente células malignas o
cancerígenas, sumamente invasivas y capaces de propagarse en el organismo
desarrollando una metástasis incontenible, se ha mantenido a lo largo de más de
cuatro décadas. De acuerdo con estos proyectos, las enfermedades cancerígenas
serían capaces de inhibir cualquier defensa ante su ataque al organismo humano,
diseminándose a través de la sangre o de la linfa, luego de ser inoculadas en
el mismo mediante diversas vías.
La
alteración del material genético de las células humanas que provoca el cáncer
por vía artificial en estos laboratorios, son la premisa básica de esta arma
desarrollada con la venía del gobierno norteamericano. Para ello se elaboran
células madres o stem cells, mediante mutaciones monitoreadas y preconcebidas,
convirtiéndolas en un fenotipo maligno más heterogéneo de rápido desarrollo.
Otro
elemento sobre el desarrollo de la guerra biológica por parte del gobierno
norteamericano, particularmente relacionado con el cáncer, lo es el testimonio
grabado del Dr. Maurice Hilleman, prestigioso investigador en vacunas de los
Laboratorios Merck, donde admite que sus laboratorios produjeron vacunas contaminadas
con leucemia y virus de cáncer en la década de los setenta, las que fueron
administradas deliberadamente a ciudadanos soviéticos. Este hecho macabro salió
a la luz gracias al Dr. Len Horowitz, investigador de la guerra biológica de la CIA, quien lo plasmó en su
documental In Lies We Trust: The CIA, Hollywood, and Bioterrorism, estrenado el
año 2007.
La CIA ha perfeccionado sus métodos para
asesinar, particularmente induciendo el cáncer en determinadas personas. Ha
dejado atrás, por citar un ejemplo, el método empleado contra Jack Leon Ruby,
mafioso que asesinó al presunto homicida del presidente John F. Kennedy, y
quien muriera en prisión, supuestamente por un cáncer, el 3 de enero de 1967.
En realidad, Ruby murió a causa de una intoxicación con Talio, la que le
produjo un deterioro acelerado de su salud y su muerte en poco tiempo. Los
síntomas que presentó luego de ingerir el Talio, arma química letal, soluble en
agua, incoloro y prácticamente inodoro e insípido, capaz de ser colocado en los
alimentos de la víctima sin ser detectado, fueron similares a una reacción
invasiva de células cancerosas: fiebre alta, caída del cabello, insuficiencia
cardiaca o respiratoria, desplome del sistema nervioso, dolores musculares,
parálisis o inmovilidad en determinadas zonas corporales y una muerte dolorosa.
Las
administraciones norteamericanas han cuidado celosamente sus programas súper
secretos de guerra biológica, al extremo de que, según un informe elaborado por
el escritor Steve Quayle para Free Press International, en marzo del 2006,
sugirió que cerca de 40 microbiólogos murieron sospechosamente entre el 2002 y
ese año. En todos los casos, no se han encontrado culpables de las muertes,
sospechosos suicidios o accidentes llenos de interrogantes.
Washington
reaccionó escueta y cínicamente a las declaraciones de Hugo Chávez, tildando de
“horrendos y reprensibles”, los supuestos de que EE UU esté involucrado en las
enfermedades cancerígenas de los mandatarios latinoamericanos, a través de
Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado.
LA GUERRA BIOLOGICA DE LA CIA Y EL PENTÁGONO
La CIA y otras agencias del gobierno
norteamericano tienen amplia experiencia en bioterrorismo y guerra
bacteriológica. De acuerdo con informaciones aparecidas en varios sitios web,
el gobierno de los Estados Unidos ha desarrollado múltiples proyectos secretos
de guerra biológica, entre los que han sobresalido:
1947- La CIA comenzó a estudiar el
Acido Lisérgico (LSD) para emplearlo como arma biológica contra seres humanos.
En 1960, el Equipo Asistente Principal de la Inteligencia del
Ejercito (ACSI), autorizó el empleo del LSD en Europa y en el Lejano Oriente,
para evaluar las reacciones en humanos. Ambos proyectos fueron codificados como
Tercera Oportunidad y Sombrero de Hongo, respectivamente.
1953- La CIA inició el Proyecto MK
ULTRA, el cual se extendió durante once años de investigación, siendo concebido
para producir y probar drogas y microorganismos para controlar la mente y
modificar la conducta de los seres humanos, sin el consentimiento de los
mismos.
1965- La CIA y del Departamento de
Defensa comenzaron el Proyecto MK SEARCH, con el fin de manipular la conducta
humana a través del uso de drogas psicodélicas.
1966- La CIA inició el Proyecto MK
OFTEN, dirigido a probar los efectos toxicológicos de ciertas drogas en los
humanos y los animales.
1966- El
Pentágono hizo quebrar varias ampollas con la bacteria Bacillus Subtilis en las
rejas de ventilación del metro de Nueva York, exponiendo a más de un millón de
civiles de forma deliberada.
1967- La CIA y el Departamento de
Defensa implementaron el Proyecto MK NAOMI, sucesor del MK ULTRA, diseñado para
mantener, reservar y probar las armas biológicas y químicas.
1970- La División de Operaciones
Especiales en el Fuerte Detrick, desarrolló técnicas de biología molecular para
producir retrovirus. (VIH).
1970- La CIA y el Pentágono
desarrollaron “armas étnicas”, diseñadas para eliminar grupos étnicos
específicos, susceptibles por sus diferencias genéticas y las variaciones en el
ADN.
1977-
Audiencias del Senado, en la Comisión Investigación Científica y de Salud,
confirmaron la contaminación deliberada por parte del Pentágono y la CIA de 239 poblaciones con
agentes biológicos, entre 1949 y 1969, fundamentalmente en San Francisco,
Washington, D.C., Centro-Oeste de EE.UU., Ciudad de Panamá, Minneapolis y St.
Louis.
1987- El
Departamento de Defensa admitió la investigación y el desarrollo de agentes
biológicos en 127 laboratorios y universidades alrededor de EE UU.
1990-
Aplicación en Los Ángeles a más de 1500 bebes negros e hispanos, de seis meses
de edad, de una vacuna “experimental” del sarampión, no autorizada por la CDC.
1994- Se
descubrió, mediante una técnica llamada “rastreador de genes”, por parte del
Dr. Garth Nicolson, científico del Centro del Cáncer MD Anderson de Houston,
que los soldados la Tormenta
del Desierto fueron infectados con una cadena alterada de Micoplasma
Incognitus, una bacteria normalmente utilizada en la producción de armas
biológicas, la cual contiene un 40 por ciento de la proteína del virus del
SIDA. Luego, en 1996, se admitiría que cerca de 20 000 soldados fueron
afectados.
1995- El
Gobierno americano admitió que había ofrecido a los criminales de guerra y
científicos japoneses sueldos e inmunidad de prosecución a cambio de los datos
de sus investigaciones sobre guerra biológica.
1995- El
Dr. Garth Nicolson reveló evidencia de que los agentes biológicos usados
durante la Guerra
del Golfo habían sido manufacturados en Houston, (Texas) y Boca Ratón,
(Florida) y probados en prisioneros en el Departamento Correccional de Texas.
1996- El
Departamento de Defensa admitió que soldados de la Tormenta de Desierto
fueron expuestos a agentes químicos, lo que condujo a que 88 miembros del
Congreso firmaran una carta, un año después, exigiendo una investigación sobre
el uso de armas biológicas la
Guerra del Golfo.
AGRESIONES
BIOLOGICAS CONTRA CUBA
La Operación Mangosta de la CIA había concebido en su
tarea número 33, luego del fracaso de Playa Girón, el uso criminal de la guerra
biológica contra Cuba, estrenada con la introducción del virus patógeno New
Castle.
Años
después, en 1978, la CIA
introdujo en la Isla
la epifitia Roya de la Caña,
afectando las áreas cañeras del país.
La CIA también introdujo la Fiebre Porcina
Africana, aparecida inicialmente en 1971 y que obligó a sacrificar más de 700
cerdos, y que reapareció entre 1979 y 1980. En el caso del Moho Azul del
tabaco, introducido a Cuba dentro de la tela de tapado de los cultivos
importados de Estados Unidos, destruyendo más del 85% de las plantaciones de
esa planta.
La consecuencia fue que Cuba no pudo exportar uno de sus
principales reglones.
La acción
más condenable de la guerra biológica contra Cuba fue la introducción del virus
del Dengue Hemorrágico en 1981, ocasionando la muerte a 158 cubanos, de ellos
61 niños. Ese mismo año, la CIA
introdujo el virus de la Conjuntivitis Hemorrágica y, poco después, la Seudodermatosis Nodular
Bovina, cuyo agente etiológico fue aislado en el laboratorio de Camp Ferry, en
New York.
Cuba
también fue agredida con la epifitia exótica Sigatoca Negra, con afectación en
la masa ganadera y, en 1994, la
CIA introdujo la exótica Hemorragia Viral del conejo. Dos
años después, en 1996, nuevamente la
Agencia la Varroasis y el Thrips Palmi, afectando a la
actividad de obtención de miel de abeja, en el primer caso, y a las
producciones de frijol, la papa, pimiento y otros cultivos, en el segundo caso.
CONCLUSIONES
Poco hay
que comentar sobre las aseveraciones del Comandante Hugo Chávez sobre lo
sospechoso del padecimiento cancerígeno en varios mandatarios y personalidades
latinoamericanas y a su sospecha de que EE UU pudiera ser el responsable.
La señora
Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado, funcionaria de bajo rango
de la administración Obama, apenas si pudo usar argumentos para desmentir esa
posibilidad. La CIA
y el Pentágono, mientras tanto, conocen la verdad.
Quien asesinó
niños inocentes mediante la introducción del Dengue Hemorrágico en Cuba, carece
de escrúpulos y de piedad. Sin lugar a dudas, algún día esta sospecha se
convertirá en verdad, para vergüenza de Estados Unidos y sus gobernantes.
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