
Hoy Cuba amaneció enlutecida, porque el dolor de la muerte, aún más si es provocada, siempre se recuerda. Las banderas a media asta marcarán otro 6 de octubre, otro día de angustia para aquellos a los que se les arrancó una parte de su vida.
Pareciera que cuatro décadas es mucho tiempo, pareciera que, al cabo de los años, la voladura de aquel avión en pleno vuelo solo fuese un recuerdo del pasado. Sin embargo, para quien perdió un ser querido, para quien le arrebatan un amor familiar, cuarenta años pueden volverse de súbito en un amargo y resonante castigo.