

En medio de un estruendoso abucheo, el presidente interino de Brasil, Michel Temer, inauguró los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en el estadio Maracaná, donde los protagonistas principales fueron los competidores refugiados, quienes se llevaron la mayor ovación.
La presencia de la delegación de Atletas Olímpicos Refugiados, compuesta por seis hombres y cuatro mujeres provenientes de Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Etiopía y Siria, envía “un mensaje de esperanza”, dijo Thomas Bach, titular del Comité Olímpico