
“Como hijo era un modelo, como patriota era otro modelo. Era una maravilla Frank”, expresaba la madre, Doña Rosario, herida de dolor ante la muerte del héroe que le había nacido de sus entrañas.
“Hombre inmenso, revolucionario cabal, capaz de levantar en vida a Santiago de Cuba y de levantarla también en la muerte”, así apreciaba al avezado jefe clandestino, Frank País García, su compañero de armas, Juan Grau Durán .
“De alguna manera siguió siendo maestro, educador, lo demuestran sus admirables lecciones de patriotismo y el magisterio que ejerció entre los combatientes”, destacó en una ocasión Asela de los Santos, cercana colaboradora que estuvo bajo su dirección en las acciones del 30 de noviembre de 1956.