Adela Rojas Acosta, con 77 años de edad, guarda un recuerdo imborrable en su memoria. Fue aquella tarde del año 1962, cuando sorpresivamente alguien tocó en la puerta de su casa y cuando la abrió tuvo ante ella al Comandante Ernesto Che Guevara.
"Era una visita que no esperábamos, y aunque me puse muy nerviosa, no vacilé en saludarlo con un fuerte abrazo", relata esta moronense que tuvo el privilegio de recibir al Che en la sala de su humilde casa en el batey La Teresa, a pocos kilómetros del central Patria, en el avileño municipio de Morón.
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Adela Rojas recibió al Ché en su humilde casa |
Cuenta que al filo de las 3:00 de la tarde los vecinos del batey sintieron el ruido de un tractor en un campo de caña cercano y pensaron en el comienzo de la zafra. Era el Che, quien, acompañado por directivos del sector Azucarero en el territorio, había acudido a ese lugar para probar una combinada cañera, con la intención de introducir la mecanización en la zafra.
"Recuerdo que cuando llegó a mi casa, me pidió que le diera agua, y mientras buscaba el vaso en la cocina cargó a mis dos niñas pequeñas, Odalita y Blanca Irene", apunta Adela.