
Está en un tatuaje, en el dije de la cadena, guardada en el monedero, pintada en la pared, venerada en un cuadrito encima del escaparate, empotrada en el portal o en el techo de cualquier casa. La Virgen de la Caridad del Cobre, o simplemente Cachita, habita de tantas maneras en Cuba, que resulta extraño el día que pasa y no se es testigo de su protectora presencia. Fieles o no, la nombran Patrona de Cuba y por eso su celebración, el 8 de septiembre, no pasa nunca inadvertida. Con su descubrimiento, en 1612, en las aguas de la bahía de Nipe, comenzó la devoción de los cubanos hacia ella que, como madre, los ampara.
Uno de sus halladores, Juan Moreno, el negrito de la Virgen, al que le acompañaban dos hermanos indígenas, contó a sus 85 años: “habiendo ranchado en cayo Francés que está en medio de la Bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar calma salieron de dicho cayo antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo de Hoyos y este declarante,