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miércoles, 10 de junio de 2020

Díaz-Canel: Cooperación y solidaridad contra la pandemia desde un frente global

 
“Increíblemente, el mundo súper desarrollado, el que roba cerebros y
deslumbra con el brillo de producciones sofisticadas, se ha mostrado
incapaz de emplear sus descomunales recursos en la construcción de un
frente global contra una pandemia que sólo puede ser enfrentada con dos  fuerzas al alcance de todos: cooperación y solidaridad.


El Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel al intervenir en la Conferencia Virtual de Alto Nivel: Economía Post Pandemia del ALBA-TCP afirmó que urge intercambiar experiencias y concertar posiciones para enfrentar juntos los efectos de la COVID-19, una pandemia que amenaza con profundizar significativamente la crisis multisectorial que sufren nuestras sociedades, en particular en el ámbito económico.


Inició su intervención agradeciendo al hermano Nicolás Maduro Moros, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, por su convocatoria a esta Conferencia económica del mecanismo de concertación.

Por más que se prevé una afectación global, nadie discute que quienes sufrirán más las consecuencias de la crisis son las naciones del Sur, porque al pesado lastre del subdesarrollo y el endeudamiento se añaden las medidas coercitivas unilaterales a las que algunos de nosotros estamos sometidos, en el contexto de un orden internacional injusto, que compromete el desarrollo sostenible de nuestros pueblos.

Desde principios de año asistimos a una dolorosa clase de Economía Política global.

Cada barco al que se le cerraron los puertos; cada avión que no encontró pista para aterrizar; cada persona contagiada a la que se le exigió dinero para tratamiento cada especulación financiera para obtener con ventaja medicamentos o medios de protección que todos necesitan; cada solicitud de ayuda sin respuesta; cada muerto sin tumba conocida —tragedias todas sobre las que hemos sabido a través de los más diversos medios– es una expresión del egoísmo y la injusticia de modelos económicos de un sistema, cuyo único fin es enriquecer minorías a costa del sufrimiento de las mayorías, apuntó.

Díaz-Canel destacó en sus palabras que, en naciones desarrolladas de la Unión Europea, que han sido terriblemente golpeadas por la pandemia, muchas personas hablan de separación del bloque, porque sienten que la integración comunitaria no ha funcionado ante la emergencia.

Asimismo, señaló: “increíblemente, el mundo súper desarrollado, el que roba cerebros y deslumbra con el brillo de producciones sofisticadas, se ha mostrado incapaz de emplear sus descomunales recursos en la construcción de un frente global contra una pandemia que sólo puede ser enfrentada con dos fuerzas al alcance de todos: cooperación y solidaridad.

Hoy pueden verse claramente las diferencias entre gobiernos que han defendido y fortalecido el estado como garante de estabilidad social y los que, empujados por las teorías neoliberales, lo achicaron recortando las prestaciones sociales, los servicios públicos de salud y las investigaciones científicas.

China, con su eficaz respuesta a la epidemia en el país más poblado del planeta y sus aportes a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a otras naciones, muestra la diferencia. Hasta aquellos que hablan despectivamente de un “virus chino” han sido favorecidos por la práctica solidaria de la gran nación.

En contraste, gobiernos que fueron muy eficaces para integrar sus mercados, sus finanzas, sus tropas y hasta para organizar invasiones extrarregionales, fallaron en la articulación de esfuerzos para salvar a sus propios ciudadanos.

Hoy el mundo entero paga el precio de los abusos del capitalismo en su versión salvaje. El más cercano ejemplo lo ofrece América Latina, convertida en epicentro de la pandemia, para revelarnos, en toda su crudeza, el costo de poner el destino de los pueblos en manos del mercado.

El modelo neoliberal, extendido en nuestra región, no ha podido atender las necesidades de la pandemia ni podrá enfrentar el escenario post COVID-19.

La prioridad de nuestros gobiernos en la actual coyuntura debe dirigirse al fomento y desarrollo de la producción de alimentos, con énfasis en producciones locales que garanticen el autoabastecimiento y que demanden bajos niveles de importación.

Se requiere una mayor prioridad e inversión estatal en el sector de la salud, avanzando en el acceso universal y gratuito de la población a los servicios básicos de salud.

Nuestro líder histórico, Fidel Castro, lo dejó dicho y escrito en innumerables pronunciamientos: “en vez de invertir tanto en el desarrollo de armas cada vez más sofisticadas, los que tienen los recursos debieran promover las investigaciones médicas y poner al servicio de la humanidad los frutos de la ciencia, creando instrumentos de salud y de vida y no de muerte”.

Cuba se salva y aporta a la salvación de otras naciones bajo esa filosofía. Los países del ALBA-TCP pueden hacer mucho.

Debemos identificar las potencialidades de cada uno, en función de una integración económica regional que priorice la complementariedad, produciendo cada país lo que le resulte más competitivo e intercambiando bienes y servicios.

La solidaridad es indispensable y no ha faltado en estos años, pero urge perfeccionar las estructuras institucionales del frente económico del ALBA-TCP para establecer una agenda económica a corto y mediano plazos, diseñar incentivos y trabajar con mayor agilidad y flexibilidad en la identificación de oportunidades y proyectos conjuntos. Tenemos la voluntad política para llevarlo a cabo y la capacidad demostrada de cooperar y complementarnos, todo lo cual puede multiplicarse.

Reiteramos nuestra solidaridad con los hermanos países caribeños, que padecieron los horrores de la esclavitud, la trata transatlántica y el saqueo colonial y neocolonial y que enfrentan hoy los retos resultantes del cambio climático, los desastres naturales, el injusto sistema financiero y la inclusión en listas de jurisdicciones no cooperativas, que ponen en peligro sus pequeñas economías.

Demandamos para ellos un tratamiento justo, especial y diferenciado. El Caribe encontrará siempre en el ALBA-TCP una plataforma de articulación, cooperación y complementariedad para la defensa de sus legítimos reclamos.

La realidad que afrontamos requiere solidaridad contra el egoísmo.

No hay modo de rendir, ni siquiera con la rodilla sobre el cuello, a los pueblos que aprendieron a respirar la libertad conquistada con la sangre de sus mejores hijos y se deciden a luchar unidos.

Estos tiempos difíciles deben motivarnos a continuar trabajando unidos con más cooperación y concertación.

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