
Por supuesto que los preparativos del viaje presidencial se hacen en el más riguroso secreto, más por cuestiones de seguridad que por razones políticas, puesto que la Casa Blanca sabe perfectamente que la opinión pública norteamericana ha demostrado en más de una encuesta nacional que está a favor de la línea de apertura diplomática hacia Cuba y que son solo unos cuantos factores Republicanos en el Estado de La Florida, entre ellos los aspirantes presidenciales Jeb Bush y Marco Rubio los que se oponen a dejar atrás una política fracasada y obsoleta de tiempos de la “Guerra Fría”.
Cuando el Presidente Obama reclamó ante el Congreso norteamericano en su discurso del estado de la Unión el levantamiento de la Ley de Embargo contra Cuba, estaba dando una señal inequívoca de que no daría un paso atrás en su política de apertura hacia la isla, una política que quedará como uno de sus más preciados legados de su manadato presidencial.
Tres Papas de la Iglesia católica han visitado a la Cuba Revolucionaria a pesar de la manifiesta hostilidad de Washington hacia el gobierno de La Habana. No hay jefe de Estado del planeta, con las excepciones de los Primeros Ministros de Israel o los Presidentes de Estados Unidos desde el año 1959, que no haya hecho un viaje oficial a la rebelde isla del Caribe, en evidente reconocimiento a la realidad y legalidad del gobierno revolucionario cubano.
Cuando el Presidente norteamericano Barack Obama toque tierra cubana estará cerrando un capitulo amargo y en ocasiones trágico en la historia tanto de Cuba como de Estados Unidos. Se habrá logrado lo que parecía un imposible.
Una visita de amistad de un Presidente norteamericano a una Cuba verdaderamente libre y soberana. Y que rabien los canallas, que de todo hay en la viña del señor.
Fuente: CONTRAINJERENCIA
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