"Nunca más la locura destructora de la guerra y de los fabricantes y traficantes de armas, manchadas con la sangre de tantos inocentes", exclamó el Sumo Pontífice ante miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
Asimismo, pidió "que el mundo no experimente nunca más los horrores y los espantosos sufrimientos de semejantes tragedias".
El Obispo de Roma recordó a las minorías perseguidas y exigió el fin de todos los conflictos existentes, lo cual, dijo, es el deseo de los hombres y mujeres de buena voluntad.
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