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sábado, 16 de mayo de 2015

Cuba está de moda

Zona de Desarrollo Económico del Mariel
Cuba está de moda. Desde las capitales más suntuosas del mundo arriban viajeros que no quieren quedarse fuera de la posibilidad de tener un pedacito de la isla para sus operaciones económicas. Desde las más humildes capitales llegan visitantes para asegurarse que sus pobres páises no perderán la colaboración que siempre ha prestado la mayor de las antillas.

Cuba necesita inversión extranjera como cualquier país porque tal y como está desorganizado el mundo las megas empresas superan el producto interno bruto de no pocas naciones y manejan las finanzas que los debilitados estados no tienen. Los empresarios son los verdaderos embajadores del dinero y sin dinero no se pueden comprar equipos médicos, ni alimentos, ni construir obras como las del Puerto de Mariel.



Asi llegamos en el archipiélago a la tiranía del dinero que es la peor de todas las tiranías. Y a lidiar con ella es lo que algunos presuntos analistas nativos denominan la Cuba pragmática, donde la competitividad es otro término al uso. Y, claro, una se sobrecoge un poco por el modo en que comienzan a nombrarse las cosas, porque vuelven a usarse vocablos, viejos vocablos, abolidos por el torrente revolucionario que en su radicalidad llamó a la caridad, solidaridad, al cliente, usuario, a los ciudadanos compañeros. Y las palabras anuncian retornos para los que hemos vivido más, aunque las palabras sean fuente de malos entendidos como sentenció el Pequeño Príncipe de Saint Exúpery y haya refranes como ese de obras son amores y no buenas razones para indicar la diferencia entre las palabras y las acciones.

Y esas realidades crean confusiones y condicionan crisis de valores que nos se solucionan proclamando que Cuba necesita orden y disciplina.


 Por supuesto que hay que reconocer los malabares gubernamentales para mantener y mejorar servicios de salud, educacionales, la canasta básica alimentaria, la protección a valores culturales que en verdad sostenerlos parecen milagros dada la precariedad de la economía, pero los ajustes y reordenamientos en verdad necesarios tienen que tener como contrapartida la comprensión del coste para las gentes y los fenómenos sociales que todo eso crea para que los discursos y campañas publicitarias tengan verdadera eficacia y contribuyan a aclarar esa pregunta que con frecuencia se hace mi vecina Beneranda ante tantas visitas y planes de normalización con el enemigo histórico:¡hacia dónde vamos?


-Soledad Cruz Guerra/Facebook

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