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miércoles, 17 de abril de 2013

Llega Batallón de Aseguramiento a Girón

La experiencia militar que acumula Ramón Sotolongo Toriz, le hacen afirmar que las 72 horas que luchó contra los mercenarios en las arenas de Playa Girón, hace 52  años,  fue  mucho más que un combate, sino una importante lección que jamás podrá olvidar.

En su apartamento situado en la Avenida de Tarafa de la ciudad de Morón,  guarda los testimonios de su vida como combatiente de la lucha clandestina,  como miembro del Ejército Rebelde, de soldado internacionalista en la República de Angola y  de la Lucha contra Bandidos, pero el espacio preferencial lo ocupan fotos,  certificados, libros y documentos relacionados con su participación en los combates de Playa Girón.



Recuerda que en abril de 1961 se encontraba en una escuela de instrucción del Ejército Rebelde, cuando  en la noche del 15 de abril se escuchó el toque  de campanas: “creíamos que se trataba de un ejercicio de rutina, pero observamos movimientos extraños en la unidad”.

En las primeras horas de la madrugada del día 17, ya su batallón de aseguramiento estaba  sobre los camiones, y sin conocer un rumbo exacto partió la caravana. “Éramos  muy jóvenes y  también muy decididos  y con buena preparación militar”, puntualiza Sotolongo.

En pocas horas  ya nos acercábamos al escenario de combate  y “recuerdo  -dice- que un compañero manifestó que a esa zona le llamaban Bahía de Cochinos”.

Y recuerda: “en pocos minutos ya estábamos entre balas, cañones y el bombardeo de la aviación, aquello era muy difícil, pero nos incorporamos sin miedo..”

Enseguida  supo de la  cercana presencia de Fidel y de otros dirigentes de la Revolución que estaban en la primera trinchera del combate. Nuestra  misión fue garantizar los aseguramientos logísticos, comida, agua y otras necesidades militares”, cuenta el entrevistado.

Fueron tres días de agotamiento físico, de combates  sin tregua, de  cumplimiento de orientaciones y de estricta disciplina  militar  “y eso nos condujo a la victoria” destacó.

Más  de cinco décadas después Ramón Sotolongo considera que en Girón prevaleció la organización, una excelente disciplina combinada con una certera preparación y sobre todo mucha disposición.

“Girón fue también una escuela donde aprendimos importantes lecciones que luego nos fueron útiles en otros escenarios, porque en la guerra de Angola teníamos presente  aquellas inolvidables 72 horas del mes de abril.” Concluyó.

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