De la noche
a la mañana las arterias principales de la ciudad muestran una imagen de
rechazo: suciedades, escombros, materiales amontonados.
Antiguas
construcciones dan la sensación de que algo extraño ha pasado. ¿un terremoto?,
¿un huracán?. Los techos y cubiertas de muchas instalaciones y viviendas han
ido al suelo, puertas y ventanales han
corrido igual suerte.
Centros
comerciales y gastronómicos permanecen cerrados y las vidrieras han dejado
de exhibir artículos. Las fotos captadas
en la calle Martí, la más céntrica de Morón hablan por sí solas.
No sucede
otra cosa que el comienzo de una verdadera revolución constructiva en el
territorio que tiene por finalidad transformar la imagen de la ciudad.
Instalaciones
como los Restaurantes Morón y Floridita, la tienda El Figurín, el centro
gastronómico Los Aires Libres, la bodega La Cubana, la relojería La Suiza, y decenas de
viviendas ubicadas en el centro de la ciudad, son rehabilitadas como parte de
un proyecto que pretende hacer más bella a la Ciudad del Gallo.
Son múltiples los frentes de acción: acaba de inaugurarse
un moderno Lavatín en la calle Serafín Sánchez, la principal farmacia de la
localidad ha transformado su fachada, abrió sus puertas un amplio Fruti-Morón,
y se pavimenta la calle Martí.
Todo el
mundo observa y se asombra y no hay
quien se abstenga a decir: ¡Qué rebambaramba
hay en esta ciudad!.
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