Ambos, acompañados de sus respectivas esposas, Michelle y Laura, quedaban aislados de los familiares de las víctimas del trágico suceso, la mayoría de los asistentes al acto realizado en la denominada Zona Cero, donde estaban las torres gemelas del World Trade Center.
La conmemoración llegó precedida por medidas de seguridad extremas en todo el país, en particular en Nueva York y Washington.
El tránsito vehicular en la llamada ciudad de los rascacielos era casi imposible, debido al reforzamiento de la vigilancia en puntos de control, puentes y túneles, así como en el servicio de transporte subterráneo, y otros lugares de interés de la urbe.
Poco antes de la fecha, el Gobierno anunció la existencia de una amenaza creíble, pero no confirmada sobre un posible ataque con coche bomba, incluso algunos medios de prensa se refirieron a dos sospechosos ubicados dentro del territorio nacional y uno "todavía en viaje".
A las 08:46 hora local, Nueva York dedicó un minuto de silencio en recordación al momento exacto en que el primero de los aviones secuestrados impactó hace 10 años uno de los edificios del Centro Mundial de Comercio.
Obama hizo una breve introducción en la que citó un pasaje bíblico y de inmediato comenzaron a relacionarse los nombres de cada uno de los tres mil fallecidos ese día.
También se realizaron otros minutos de silencio en memoria de los pasajeros y tripulantes del segundo avión siniestrado y las incidencias de la recordación en Washington, lo que ocupa la programación noticiosa de la televisora CNN.
Los atentados, atribuidos por Washington a grupos de extremistas de la red Al Qaeda, sirvieron de detonante a la Casa Blanca para autoproclamar una guerra contra el terror que todavía no ha concluido.
Una contienda que llevó a Estados Unidos a dos conflictos bélicos en Afganistán e Irak, los cuales han multiplicado con crece en esas naciones el número de muertos en comparación con los de aquel 11 de septiembre de 2001.
La conmemoración llegó precedida por medidas de seguridad extremas en todo el país, en particular en Nueva York y Washington.
El tránsito vehicular en la llamada ciudad de los rascacielos era casi imposible, debido al reforzamiento de la vigilancia en puntos de control, puentes y túneles, así como en el servicio de transporte subterráneo, y otros lugares de interés de la urbe.
Poco antes de la fecha, el Gobierno anunció la existencia de una amenaza creíble, pero no confirmada sobre un posible ataque con coche bomba, incluso algunos medios de prensa se refirieron a dos sospechosos ubicados dentro del territorio nacional y uno "todavía en viaje".
A las 08:46 hora local, Nueva York dedicó un minuto de silencio en recordación al momento exacto en que el primero de los aviones secuestrados impactó hace 10 años uno de los edificios del Centro Mundial de Comercio.
Obama hizo una breve introducción en la que citó un pasaje bíblico y de inmediato comenzaron a relacionarse los nombres de cada uno de los tres mil fallecidos ese día.
También se realizaron otros minutos de silencio en memoria de los pasajeros y tripulantes del segundo avión siniestrado y las incidencias de la recordación en Washington, lo que ocupa la programación noticiosa de la televisora CNN.
Los atentados, atribuidos por Washington a grupos de extremistas de la red Al Qaeda, sirvieron de detonante a la Casa Blanca para autoproclamar una guerra contra el terror que todavía no ha concluido.
Una contienda que llevó a Estados Unidos a dos conflictos bélicos en Afganistán e Irak, los cuales han multiplicado con crece en esas naciones el número de muertos en comparación con los de aquel 11 de septiembre de 2001.
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