Díaz Balart busca otra llave para apretar la tuerca

Asfixiar al pueblo cubano mediante el férreo y genocida bloqueo, es el empeño supremo del gobierno de la Casa Blanca. Cerca de medio siglo con la aplicación de una medida  tan extremista, ni siquiera accede en su dirección, por el contrario, apretar aún más el cerco es la única posibilidad que se avizora.

Ahora el congresista Mario Díaz Balart, dicho sea de paso, hermano de Lincoln Díaz Balart, jefe de la tristemente conocida organización contrarrevolucionaria La Rosa Blanca, pretende que se apruebe en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos una proposición que anularía, de ser aprobada, las disposiciones del gobierno de Barack Obama encaminadas a mejorar en su  debido momento los viajes y envíos de remesas a los familiares en la isla.

La nueva propuesta que cultiva Díaz Balart, no otra cosa que aprestar la tuerca para tratar de rendir a un pueblo que durante casi cinco décadas ha demostrado que sabe resistir y que sabe defender sus convicciones patrióticas y revolucionarias, más allá de las amenazas imperiales.

Resulta absurdo pensar aunque sea por un momento, que el recrudecimiento de las restricciones cambiaría la decisión de once millones de personas,  de escoger libremente su destino. No valen privaciones ni amenazas, la suerte de cada uno de los habitantes de este archipiélago está echada junto a la Revolución.

Como bien comentaba un colega, ojalá y predominen en el Congreso la cordura, la buena voluntad y el humanismo, valores que obligarían a sus integrantes a preguntarse: ¿a quién beneficiamos? ¿A quiénes y por qué herimos?

 No puede salvar al planeta, ni creer en patria alguna quien trata de estrangular a millones de seres humanos en nombre de una causa tan oscura, injusta, ignominiosa y olvidada por muchos, como la que  parecen seguir todavía algunos en Miami.