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domingo, 13 de febrero de 2022

Las cuatro paredes de la radio

Hemos celebrado con orgullo y alegría El Día Mundial de la Radio, un medio sonoro que se expande sin límites y que sin perder fuerzas se ha enfrentado a los desafíos de otras tecnologías más inmediatas, como la televisión, la prensa escrita,Internet con sus diferentes y múltiples plataformas, pero la radio, se mantiene ahí, con firmeza en el dial.

Es ese  medio de comunicación que penetra en los hogares y recorre de habitación en habitación todos los rincones de la casa, unas veces con una alegre melodía musical, otras con la actualidad informativa, con la novela del momento, la facilitación social que necesitamos y otros muchos espacios que complacen las más variadas preferencias.



Es ese medio sonoro que nos acompaña en un prolongado viaje por las carreteras, es también el que llevamos en un bolsillo, el que  está  en cualquier lugar. Es ese medio sonoro que nos hace ver imágenes mediante palabras, sin acudir al lente del celular o de la cámara fotográfica.

Sin embargo, la radio por dentro no es más que cuatro paredes herméticamente selladas, una mesa y unas sillas, donde se acomodan los profesionales de la palabra. Del otro lado de la pared una consola gigante repleta de botones y relojes con alguien que domina con exactitud la función que cumple cada atenuador. A su lado un especialista, director o coordinador, encargado de indicar mediante un lenguaje de señas lo que corresponde  decir a continuación para que la transmisión se ofresca como fue concebida.

Pero la radio es mucho más. Es creatividad, tensión, responsabilidad, amenidad, profesionalidad, seriedad, exactitud. Es llevar al oyente un mensaje  con originalidad, para en realidad lograr el objetivo de convertir "lo cotidiano en imagen sonora".

Para los que laboramos en este medio, la radio se convierte en infinita vocación, capaz de permitirnos llevar la mayor amenidad en un programa, aún cuando en lo individual atravezaramos por coyunturas que nos mantienen indispuestos y hasta de mal humor.

Ahí está el gran secreto de la radio, ese que no se aprende en una escuela, ni se adquiere por categorías escolares, sino por un verdadero amor a la radio.







 

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