Comienza el mes de junio y nos mantenemos atentos a los pronósticos de la temprada ciclónica. La de este año ha de ser muy activa, cuestión que no deja de ser preocupante, aunque no olvido cuado hace unos años el doctor Rubiera apuntaba que no hay que preocuparse por el número de huracanes que se produzcan en una temporada, ya que lo trascendente es la trayectoria que realicen.
Estos primeros días de junio, son de recuentos, pues en contactos familiares, en las habituales conexiones telefónicas con
amistdes, es muy frecuente expresiones como "lo que nos falta es que empiece a amenazar un huracán".
Vienen a la memoria de los más añejos el ciclón Flora que azotó en 1963, con una pecualiar trayectoria y sus estragos en el oriente cubano, fenómeno que se recuerda como aquel que sobre suelo cubano trazó una especie de lazo que supongo los especialistas aún lo tengan como referente.
También se recuerda a la tormenta tropical Rita, que el 20 de septiembre de 2005 pasó cerca de Cayo Coco, aunque no tocó tierra. Otros con memoria más fresca se remontan a 1998 cuando aquel 24 de septiembre el huracán Georges penetra a territorio nacional por el oriente del país y escoge a un punto de la provincia de Ciego de Ávila para salir de nuevo al mar, con afectaciones a viviendas y cultivos varios en el municipio de Morón.
Las vivencias también algo cercanas fueron las del cruce del huracán Ike el 8 de septiembre del 2008, organismo que provocó serias afectaciones en la ciudad de Morón, fundamentalmente en viviendas, redes eléctricas y telefónicas, en los cultivos y en el pedraplén que une a Turiguanó con la cayería norte de esta provincia.
No en vano el pueblo de Morón viste desde el pasado primero de junio el chaleco contra huracanes y participa en las acciones previas, como, limpieza de los sistemas de drenajes, poda de árboles frondosos y en otras muchas tareas que no se pueden dejar para última hora.
Las circunstancias se tornan complejas por el combate que se libra contra la pandemia, pero no debemos cruzarnos de brazos, pues por la posición geográfica de nuestra isla corre el riesgo de ser amenazada por un fenómeno meteorológico en la actual temporada. Vale la pena no despojarnos del chaleco contra huracanes, para no tener que lamentar fatales consecuencias.
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