

Al filo de las 5 de la tarde, desembocó una gran tempestad, con fuertes ráfagas de viento que desprendió ramas de árboles y arbustos de la ciudad, antenas de televisión, todo ello acompañado con una granizada y un fuerte aguacero que en pocos minutos rebosó calles, regueras y traspasó contenes.
A pesar de la furia con que llegó la lluvia, la población se mostró alegre, las familias salían para los portales de las viviendas y la gente mostraba en sus rostros cierto regocijo por ver correr el agua por las arterias de la ciudad.

Sin pretender adelantarnos a la información oficial del Centro Provincial de Meteorología, salimos a la calle tan pronto cesó la lluvia, aún con cierta llovizna en el ambiente, y pudimos captar algunas imágenes.
Leonel Iparraguirre González
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