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sábado, 8 de octubre de 2016

Cuando el Ché estuvo en La Teresa

Por Leonel Iparraguirre G.
 

Adela Rojas Acosta, con 77 años de edad, guarda un recuerdo imborrable  en su memoria. Fue aquella tarde del año 1962, cuando sorpresivamente alguien tocó en la puerta de su casa y  cuando la abrió tuvo ante ella al Comandante Ernesto Ché Guevara.

“Era una visita que no esperábamos, y aunque me puse muy nerviosa, no vacilé  en saludarlo con un fuerte abrazo”, relata esta moronense que tuvo el privilegio de recibir al Ché en la sala de  su humilde casa en el batey La Teresa, a pocos kilómetros del Central Patria, en el avileño municipio de Morón.



Cuenta que al filo de las tres de la tarde los vecinos del batey sintieron el ruido de un tractor en un campo de caña cercano y pensaron en el comienzo de la zafra. Era el Ché que acompañado por directivos del sector azucarero en el territorio, había acudido a ese lugar para probar una combinada cañera, con la intención de introducir la mecanización en la zafra.

“Recuerdo que cuando llegó a mi casa, me pidió que le diera agua, y mientras buscaba el vaso en la cocina cargó a mis dos niñas pequeñas, Odalita y Blanca Irene”, apunta Adela.
Odalis Padrón tenía apenas poco más de
un año cuando estuvo en los brazos del Che


Odalis Padrón Rojas, actual trabajadora de la Empresa Diversificada Patria o Muerte, siente el orgullo de haber estado en los brazos del Ché: “Era muy pequeña y no recuerdo ese momento, pero mis padres y abuelos me  han hecho bien detallado el cuento.

En la breve visita del Ché a La Teresa, la familia pudo comprobar el carácter afable y  cariñoso de quien poco tiempo después partiera hacia otras tierras del mundo por la libertad de América.

“La noticia de su muerte en Bolivia, llenó de dolor a La Teresa –comenta Adela- aquí los vecinos lloramos y hasta las hojas de los árboles se marchitaron ese día”.

Detiene su conversación y se dirige  a la otra habitación de su casita y  muestra una foto del Ché que le obsequiaron a su  nieta Lindiana, durante el último Congreso de la Organización de Pioneros José Martí.

“Esta foto la conservo como el regalo más importante, y en La Teresa están las huellas del Ché, porque aquel campo donde  él probó una  máquina combinada, ahora  se llama “el cañaveral del Comandante”.


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