José Martí y su primera visita a Estados Unidos

Por Rolando Alvarez Estévez

El 3 de enero de 2016 se cumplieron 136 años de la primera visita del Héroe Nacional cubano José Martí a Estados Unidos, la cual marcó para siempre su pensamiento revolucionario y antiimperialista.
               
Después, permanecería ininterrumpidamente en dicha nación, entre 1881 y 1892, con el supremo objetivo de organizar y hacer estallar en Cuba la guerra liberadora por su total independencia.
                                             
Supo diferenciar en todo momento al pueblo norteamericano de las acciones de sus gobernantes contra la mayor de las Antillas y también, a "Nuestra América" o "Madre América", de la otra América, a la que más temprano que tarde llamó el "norte revuelto y brutal".

Como periodista, Martí publicó no menos de 300 crónicas sobre la nación norteamericana que, a juicio de Juan Marinello, resultaron "el más completo retrato de la Norteamérica de su tiempo", mientras que José Antonio Portuondo entendía que "hay en Martí el mejor crítico de la vida americana y sus escenas norteamericanas constituyen un brillantísimo panorama de lo que era Estados Unidos".

Tenía 28 años cuando comenzó a redactar dichas crónicas demostrando en sus contenidos una gran madurez y un vasto universo de conocimientos.
Su larga estancia en Estados Unidos, a lo que se suma su inteligencia, su perspicacia y análisis de los hechos hace que la evolución del pensamiento acerca de aquella sociedad se encaminara hacia una actitud crítica.

Con el tiempo tomó conciencia de que en Estados Unidos existía, en lugar de una democracia una plutocracia ambiciosa, explotadora y falta de escrúpulos, con el predominio de un individualismo excesivo y una plena adoración de la riqueza.

Profundizó vivamente en las interioridades de los partidos políticos norteamericanos y en 1885 escribió, la "Historia de la caída del Partido Republicano en los Estados Unidos y del ascenso al poder del Partido Demócrata", que según Hebert Pérez Concepción, fue la más larga de cuantas obras de carácter periodístico escribiera Martí sobre Estados Unidos.

Eran momentos en que el Apóstol se hacía cuestionamientos que tendían a abrirle las puertas a un profundo proceso de investigación sobre el país que entonces habitaba.

El 12 de junio de 1885 se preguntaba: "Qué espíritu perdurará en la civilización norteamericana: el puritánico, la afirmación más sesuda y transcendental del derecho humano, o el cartaginés de conquista y el mercenario de lucro…".

Tres años después al analizar las elecciones presidenciales de 1888, y la campaña política  que  realizaban los candidatos Sherman y Blaine expresó que ambos querían una "¡política cesárea, república aristocrática, mano alta con los pobres, y tender las del águila hacia el Norte,- y hacia el sur!".

En cuanto a los periódicos "completamente en manos de los ricos, defienden los ricos (...) El pobre -añadía- que tiene hambre, no tiene paciencia. Qué menos hemos de necesitar contra la liga de todos los ricos -se preguntaba- que la liga de todos los pobres". Ya era el 31 de enero de 1889.

En esa propia década llegó a expresar: "Es recia, y nauseabunda, una campaña presidencial en los Estados Unidos". Se refiere a continuación al Senado, "donde los millonarios, los grandes terratenientes, los grandes ferrocarrileros, los grandes mineros componen mayoría, aunque los senadores son electos por las legislaturas, elegidas directamente por el pueblo, que no tienen lasminas, ni la tierra, ni los ferrocarriles… Los senadores compran las legislaturas".

Acerca de la Casa (Cámara) de los Representantes, Martí utilizó, igualmente, la crítica mordaz al escribir que los "electos ya por tan viciados métodos que, aunque el país vote por ellos directamente, no hay elección que no resulte forzada por el uso de recias sumas de dinero, ni se ha alzado en la Casa una voz sola que denuncie el peligro y clame por los necesitados".